Hemos
de trabajar
hemos
de discutir nuestros asuntos.
Siempre
que nos reunimos
nos
asaltan los gendarmes
y
nos golpean la nariz
nos
golpean los ojos.
Por
eso nos cambiamos a este segundo piso
con
salida a callejones y atajos de refugio.
Aquí
duermen seis adolescentes.
En
la planta baja, un matrimonio y un niño de pecho.
No
conozco a estos adolescentes
sólo
sé que son mis camaradas.
No
conozco el nombre del matrimonio
sólo
sé que nos han prestado su segundo piso
con
buena voluntad.
Pronto
amanecerá
nos
mudaremos otra vez
cargaremos
el maletín
discutiremos
minuciosamente
realizaremos
bien nuestro trabajo
mañana
por la noche dormiremos en otro colchón
prestado.
Ya
empieza a amanecer
este
cuarto de seis metros cuadrados
pañales
colgados del cordón eléctrico
el
foco tiznado y desnudo
los
juguetes de celuloide
los
colchones prestados
las
pulguitas.
De
todo esto me despido
hay
que continuar el trabajo
para
hacer florecer
nuestras
flores:
la
flor del matrimonio
la
flor del niño de pecho
para
que florezcan estas flores
de
pronto, plenamente.
en Antología de la poesía moderna del Japón,
2010
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