Tres
poemas
Lo importante es la rosa
Vivir
solo es mostrarse brutal con uno mismo.
Demasiadas
visitas al cielo del gato.
Demasiado
taoísmo de cínico emperador.
Recordar
es de la inteligencia,
por
eso comienzo.
Contar
es el mínimo gesto de amor.
Moneda
Me
dijo, pensaba en carreteras
lejanas
y aletargadas de venidas,
circunnavegación
de una moneda.
No
sé qué siglo corría,
pero
a las vías sumaba las velas
y
la fatiga de los hombres
se
nos devolvía.
Era
el valor, eran los riesgos
filosofía
especulativa
donde
nuestros rostros fueron acuñados,
con
un nombre que a las cosas consumía.
No
sé qué siglo corría, me dijo.
Pensaba
en carreteras.
Pero
nos reunía un fuego en torno
al
vidrio oscuro por donde pasaba la vida.
Las
acciones
no
tocaron al ángel azul tras la vitrina,
pero
escrutaba
que
no aquilataba las lilas.
El
jardín era de todos y ninguno.
Hipódromo
a mi Padre
Aurora
es la cabeza del caballo
listo
para el sacrificio.
El
sol es su ojo, su hálito el viento.
El
fuego la boca y el año su cuerpo.
El
cielo es su espalda, el vientre el firmamento.
Su
pecho la tierra, la arena su digestión.
Son
ríos sus intestinos. Hígado y pulmones las montañas.
Su
pelambre, árboles y hierba.
Mataduras
las
cuatro direcciones del tiempo.
Carne
y músculos las nubes. Sus huesos estrellas.
Otoño,
verano, invierno y primavera
se
llaman sus extremidades.
El
sol se levanta y es su frente,
el
sol se pone y son sus ancas.
Cuando
da coces cimbra entero el cielo.
Cuando
orina llueve en el silencio.
Cuando
escucha una palabra
el
animal entra en la voz.
Inédito, 2015
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