Descansando
en el jardín ajeno de tu frente,
Nosotros,
como la mañana, consagramos
El
aterciopelado brillo de la luz que se ha elevado
Por
encima de diez mil muros y ha
Caído
en el majestuoso fuego celestial. No
Siempre
podemos ocultar nuestra
Alegre
sorpresa. Todas las primaveras, después de la
Nieve,
siempre regresan inesperadamente
Algunos
viejos amigos y traen la nieve fundida
Y
el calor del Tercer Mes. Tanto si
Estás
mucho o poco tiempo, para nosotros
Con
tu visita comienza una época de
Celebración.
En tu frente ascendemos a la
Sencilla
pureza de todas tus mañanas.
en El barco de las orquídeas
(Kenneth Rexroth y Ling Chung, compiladores), 2007
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