a mi amada Fer,
en otro sol que nos reitera.
Acaso miraba ajena las huellas del pasado,
la íntima soledad de algunas horas
en las que caminaba ausente la ciudad
o junto al río cruzando el tiempo
decidiendo donde estar o donde habría que partir.
Ahí las risas del recuerdo i las lágrimas vertidas al ocaso,
una botella i el olvido,
una brújula i sus trizas que la pierden,
o un demonio apareciendo entre las noches a escribir tatuajes
de un nuevo destino en la curvatura de su piel.
Acaso miraba ajena las huellas del pasado,
mientras sus dos gatas duermen sonriendo paraísos,
el juego o la aventura de una nueva fantasía ahora en tierra
entre bosques de un Sur que ya vendrá,
el injusto gesto en la pintura de un nuevo cielo
donde sus alas reiteran bajo el cosmos su destino
jugando sobre el mar.
21 de noviembre, 2014
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