En
la capital fijé mi residencia,
después
de seis años regresé a mi hogar.
Hoy
es mi primer día de retorno,
y
me siento afligido de inmensa tristeza.
Los
senderos entre cultivos no han cambiado;
las
casas del pueblo no son las mismas.
Doy
vueltas por la zona de mi casa;
de
mis viejos vecinos pocos van quedando.
Paso
a paso busco mis propias huellas,
ciertos
lugares me conmueven con recuerdos.
Ilusiones
fugaces de cien años,
frío
y calor se alternan cada día.
Con
frecuencia temo que mi fin esté cercano,
aunque
mi fuerza y energía no estén en decadencia.
¡Dejemos
todo esto! ¡Que se olvide tal idea!
¡Más
vale tomarnos una copa de buen vino!
en El maestro de los cinco sauces, 2006
No hay comentarios.:
Publicar un comentario