viernes, septiembre 26, 2014
“Nosotros enseñamos vida, señor”, de Rafeef Ziadah
Hoy
mi cuerpo
fue una masacre televisiva
que tuvo que adaptarse
a clips de sonido
y limitación de palabras,
Hoy
mi cuerpo
fue una masacre televisiva
que tuvo que adaptarse
a clips de sonido
y limitación de palabras,
lo suficientemente
rellenas con estadísticas,
contadores, medidas, respuestas
para las que he tenido
que perfeccionar mi inglés
y he aprendido mis resoluciones
de las Naciones Unidas
pero aún así
él me ha preguntado:
“Srta Ziadah
¿no piensa que todo se arreglaría
si dejasen de enseñar tanto odio a sus hijos?””
Pausa.
Busqué dentro de mí la fortaleza
para ser paciente,
pero la paciencia no está
en la punta de mi lengua
mientras las bombas
caen sobre Gaza.
La paciencia simplemente
se ha escapado de mí.
Pausa.
Sonrisa.
“Nosotros enseñamos vida,
señor.”
Rafeef,
recuerda sonreír.
Pausa.
“Nosotros enseñamos vida,
señor.”
Nosotros, los palestinos
enseñamos vida
después de que ellos,
hayan ocupado el último cielo.
Nosotros
enseñamos vida
después de que ellos
hayan construido sus asentamientos
y sus muros del Apartheid,
después del último cielo.
“Nosotros enseñamos vida,
señor.”
Pero Hoy mi cuerpo
fue una masacre televisiva
fabricada para adaptarse
a clips de sonido
y limitación de palabras.
“Pero, danos tan solo
una historia,
una historia humana
sabes,
esto no es política
nosotros tan solo queremos
hablarle a la gente sobre ti y tu gente
así que danos una historia humana
no menciones las palabras
Apartheid y ocupación
esto no es política
tienes que ayudarme,
como periodista,
a ayudarte a contar tu historia,
la cual no es una historia política.”
Hoy mi cuerpo
fue una masacre televisiva.
“¿Qué hay si nos das la historia
de una mujer de Gaza
que necesita medicación?
¿Qué hay acerca de ti?
¿Tienes los huesos lo suficientemente rotos”
para cubrir a tu hijo,
entregarme a tu muerto,
y darme la lista de sus nombres
en un límite de 1200 palabras?”
Hoy mi cuerpo
fue una masacre televisiva,
fabricada para adaptarse
a clips de sonido
y limitación de palabras,
y movido por aquellos insensibles
a la sangre de terroristas.
Pero ellos lo sienten.
Lo sienten
por el asedio sobre Gaza.
Así que les di las resoluciones
de las Naciones Unidas
y las estadísticas,
y lo condenamos,
y lo lamentamos,
y lo rechazamos.
Esto no son dos bandos iguales,
ocupante y ocupado,
y un centenar de muertos,
dos centenares de muertos,
y un millar de muertos
y entre medio de este
crimen de guerra y masacre,
he construido palabras
y sonrisas no exóticas,
sonrisas no terroristas,
y conté y reconté,
un centenar de muertos,
dos centenares de muertos,
un millar de muertos,
¿hay alguien ahí fuera?
¿Habrá alguien que escuche?
Desearía poder llorar
sobre sus cuerpos,
desearía poder correr
a cada campo de refugiados
y sostener a cada niño,
taparles los oídos para que no
tengan que escuchar
el sonido de las bombas
por el resto de sus vidas,
como yo hago.
Hoy mi cuerpo
fue una masacre televisiva
y dejarme decir que
no hay nada que
vuestras resoluciones
de las Naciones Unidas
hayan hecho
jamás sobre esto
y ningún clip de sonido
que haga
no importa
cuan buen inglés tenga,
ningún clip de sonido,
ningún clip de sonido
ningún clip de sonido
les devolverá
a la vida,
ningún clip de sonido
arreglará esto.
“Nosotros enseñamos vida,
señor.
Nosotros enseñamos vida,
señor.
Nosotros los palestinos
nos levantamos cada mañana
para enseñarle al resto del mundo
vida, señor”.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario