Siempre
que miro la luna veo la cara de Kiepja.
Kiepja la más anciana de los últimos selk’nam.
Aquellos que desaparecieron o murieron
o que fueron matados hace ya cien años
en Tierra del Fuego.
La oigo cantando a la luna, “Kreeh”,
imitando el llamado del águila
mientras su espíritu se eleva en la noche
para rendir homenaje a la luna.
Luna la potente, temible matriarca
vencida por los hombres, aliados del Sol.
Derribada, golpeada por el Sol, huyó al nocturnal vacío.
Luna aliada de las mujeres.
Luna
temperamental, estéril por falta de hombres.
Luna
furiosa y vengativa en eclipse.
Luna
menguante, humilde y fugitiva
delineando sus oceánicos confines.
delineando sus oceánicos confines.
Luna
creciente, preñada con la fuerza de cósmica gravitación
dueña de las turbulentas mareas.
dueña de las turbulentas mareas.
Luna
llena de la gloriosa hermosura de los cielos nocturnos
empapando la Tierra con su suave, apaciguante resplandor.
empapando la Tierra con su suave, apaciguante resplandor.
Luna
retirándose a su secreta morada
sólo para reaparecer súbitamente
como una delgada, furtiva insinuación.
Kiepja, cuya vida fue semejante, tan semejante,
al ciclo de la luna;
tímida, creciendo en pasión,
llena de impulso magnético, deseo e intelecto
entonces lentamente decreciendo
aunque siempre en simétrica armonía.
sólo para reaparecer súbitamente
como una delgada, furtiva insinuación.
Kiepja, cuya vida fue semejante, tan semejante,
al ciclo de la luna;
tímida, creciendo en pasión,
llena de impulso magnético, deseo e intelecto
entonces lentamente decreciendo
aunque siempre en simétrica armonía.
Traducción del
inglés de Ana Montes
Fotografía: Anne
Chapman
en Fin de un mundo: Los selk’nam de Tierra del
Fuego, 2012
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