Me
incomodaba hacía mucho
el
birrete de mandarín.
Por
fin me lo quitaron
al
desterrarme al lejano sur.
Gozo
de una vida sosegada.
Tengo
por vecinos campos y huertos.
Soy
el huésped de montes y bosques.
Al
alba, aro la tierra
cubierta
de rocío.
Cuando
cae la noche,
mi
barca vuelve del paseo
chapoteando
entre los guijarros.
Vago
de un lado a otro,
sin
encontrar ni un alma.
Levantando
la vista
hacia
el azul del cielo,
canto
a voz en cuello.
en Poesía clásica china, 2001
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