© Versión de Juan Carlos Villavicencio
Canta tres veces el gallo; apenas hay luz en el cielo.
Alguien hace una fila con los cuencos de arroz, junto a los frascos de té.
Ansiosamente, los campesinos se apresuran a iniciar el temprano arado,
me pongo fuera de los postigos de sauce y miro las estrellas de la mañana.
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