“Entre avellanos juegan niños a la gallina ciega
como enamorados que se abrazan en sueños.
Zumban las moscas junto a una carroña
o, tal vez, llora, antes de nacer un niño”.
Ya no se juega sino en la Escuela de la Cimarra
que aplastará el Talón de Hierro.
Los niños del Futuro prefieren yacer bajo tierra
y hablan por ellos sólo moribundos avellanos.
Hay enamorados que se abrazan en sueños.
Lloraron por ellos Johny Ray y una nubecita blanca.
Lloran por ellos los que ya no se abrazan.
Zumban las moscas alrededor de una carroña.
Es tarde. Sonrío, Georg, ante nubes como las que veías pasar
junto a las drogas, la Guerra y tu suicidio.
Sonrío indiferente, antes de escribir un poema esfumado
aunque en algún regazo esté llorando un niño.
en El molino y la higuera, 1993
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