jueves, junio 12, 2014

“1957: dos libros americanos”, de Camilo Brodsky








Ed Gein –el carnicero
de Plainfield- camina
va saltando entre sus muebles
tapizados con piel humana
las cabezas convertidas
en platos soperos
mientras los beat al son
de un On the road
unplugged todavía
anuncian el supuesto fin del
sopor y la tranquilidad
en las tardes aburridas
de Denver City

Kerouac & Cia. se solazan
culeando volados en las noches
en los límites del Middle West;
Gein se pone su collar de labios
su chaleco de pezones y vaginas
ve la hora y concienzudo
revisa en el sartén que el corazón
de la cena no se pase
de sal ni se queme. Luego
aspira el humo del cigarro
que deja de inmediato sobre el cráneo
convertido en cenicero gore
de una vida escenográfica y veloz

No sabemos si piensa
o no en la carretera

La contracultura americana
lleva un tiempo ya curtiendo
los pellejos de un montón
de cadáveres antes que
Moriarty y Sal Paradise
subieran en Cadillac a la 66
o pasearan ebrios por Larimer Street
entre botas y vaqueros de post-guerra



en Whitechapel, 2009











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