Una
mujer de champagne me llama desde un sueño
Donde
ella con sus ojos me pervierte
Deliciosa
es fascinante
Adorable
envenenada
Sobre
la boca una mancha más negra
Ese
gesto que marca sus pasos
De
bella condenada a las habitaciones
El
océano en sus manos renueva sus espejos
La
vida que yo amo es ésta entre sus brazos
en El orden visible, 1956
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