martes, diciembre 03, 2013

“Consideremos dónde están los grandes hombres”, de Delmore Schwartz









Consideremos dónde están los grandes hombres
que obsesionarán al niño cuando pueda leer:
Joyce da clase en Trieste en una escuela Berlitz,
aprende a pronunciar los retruécanos en Finnegan's
Wake
Eliot trabaja en un banco, y allí aprende
las ganancias y las pérdidas,
la muerte de las ciudades—
Pound le grita, encuentra lo que los exilados
encuentran,
la cultura en caos a todo lo largo del tiempo,
como una exposición de Picasso.
Rilke padece
del silencio y de la soledad la inaudible música
de castillos vacíos que grandes caballeros han dejado
(como Beethoven, desmontando en el recuerdo
los bosques inefables de los últimos cuartetos)—

Trotzky en el destierro, también, camina en Londres
con Lenin, le oye decir la verdad a medias del destierro:
“Mira: allí esta su Westminster”, como si
los rasgos del padre fueran toda el alma del hijo—
Yeats también, como Rilke, en viejas propiedades
señoriales,
busca lo permanente entre la pérdida,
diaria y desesperada, del amor, de los amigos,
de cada pensamiento con que empezó su época–
Kafka en Praga trabaja en una oficina, aprende
cómo la vida burocrática,  
como Dios tan lejos,
una teología, de dependientes—
Perse está en Asia de diplomático,
encontrando la violenta energía con la cual
la civilización se crea a sí misma y se mueve—
Pero con estas imágenes él no ve sin embargo
la apatía moral después del tratado de Munich,
el silencio antinatural en la Línea Maginot,
no prevé sin embargo la caída de Francia—
Mann también, en Davos-Platz, halla en los enfermos
el triunfo del artista y del intelecto—
En toda Europa estos desterrados encuentran en el arte
lo que es el destierro: el arte mismo se vuelve exilio,
un secreto y una clave estudiada en secreto,
expresando la agonía de la vida este niño aprenderá de la
vida moderna; por estos grandes hombres,
participará en su soledad,
y tal vez al fin, una noche
como esta, volverá al punto de partida, su nombre
revelándolo como tal, entre los suyos.



en Shenandoah, 1941
















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