un sábado cualquiera al mediodía no estás solo
te rodean las calles el cuello distante
el largo cañamazo de los gestos nuevos
el puente que apenas roza tus palabras
no estás solo quisieras llegar pronto
atravesar los cables de pascua
los días sin ventura
el mapa del mediodía
los brazos sin pausa de la fiesta
tanto tiempo
tanto tiempo edgar por qué insistes
ya es hora de que vuelvas
de que tejas otra vez tu camino
henos aquí sin embargo mirando solamente
al lado de todos de cualquiera
increpando las ramas oscuras
curvadas hacia la madurez sin lenguas de la lluvia
los ecos
el viento de los trenes libres
abriendo el caso
las visiones más altas
rodeadas por las comunes orillas
por el aire común del primer mediodía
a esta hora brilla el oscilante arco
ni días ni palabras han bastado
y nada quisieras agregar a tus años desconocidos
si no los bosques nocturnos y las calles
donde hallamos el ala y el aplomo de nuestra amistad segura
en Buenos Aires, poetas argentinos contemporáneos, 1954
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