domingo, noviembre 25, 2012

“El rey de los árboles: Radiohead, The King of Limbs”, de Rodrigo Jarque





Los discos de Radiohead representan un lugar al que es posible acceder para recobrar cierta mirada de las cosas, parafraseando el ensayo “Árbol y hoja” (1964) de J.R.R. Tolkien sobre los cuentos de hadas, con el ánimo de referir no solo a los discos de Radiohead o a The King of Limbs en particular, sino a todo disco.

Tolkien explica que todo cuento de hadas debe cumplir con ciertas condiciones para llegar a buen puerto como obra de arte. Sucintamente, describe que cada relato debe poseer las cualidades de Recuperación, Escape y Consolación, en la cual la primera es necesariamente vinculable con la música, en cuanto a que esta debe brindar la capacidad de recuperar nuestra visión de las cosas. No como realmente son, si no más bien como “se suponía que debían ser vistas”.

Ok Computer produce la misma sensación que leer cuentos viejos o la de adentrarse en un lugar sin darse cuenta. Tolkien entendía el Escape no en términos peyorativos, sino como un derecho. ¿Por qué habría de despreciarse a un hombre que, encontrándose en prisión, tratara de escapar e ir a casa? ¿O, de no poder hacerlo, hablara y pensara en temas que no fueran sus carceleros o los muros de su prisión? Ok Computer representó un gran escape para una importante cantidad de gente a través del planeta, a modo de recuperación de la mirada y de escape a un lugar al que siempre se ha de retornar, buscando recuperar la perdida mirada sobre las cosas.

Radiohead ha sabido construir un mundo secundario al que el lector puede acceder. Dentro de ese mundo, al igual que en los libros, las reglas deben ser coherentes y verosímiles para no perder el encantamiento. La subcreación es el secreto de Radiohead: en el mundo que han creado, se han preocupado por los detalles al punto tal que cada vez que escuchamos una canción, sabemos que lo audible es verdad y que va en concordancia con las reglas elementales de su mundo. Sutiles, son capaces de mentenerse dentro por mucho más tiempo que el de una simple escucha.

The King of Limbs (nombre dado a un roble de mil años en el bosque de Savernake en la localidad de Wiltshire) es un disco breve dentro del gran lienzo de Radiohead. Entenderlo como parte de ese universo ayuda a descifrar lo que hasta ahora parece ser el disco más polémico de la banda por lo polarizadas de las opiniones que ha recibido.

Y es que los de Oxford siguen pintando un gran cuadro, quizás el de un árbol, el rey de los árboles. Y este disco era necesario, tal como lo es para un pintor detenerse en el delicado brillo del rocío sobre una hoja, o en la leve sombra de una raíz enorme. O quizás en la vaga idea de las montañas a lo lejos, que pinta con unos tenues trazos del pincel. The King of Limbs no es una obra maestra de Radiohead, como tampoco lo es ninguno de sus discos. La obra maestra de Radiohead está en la suma de cada parte que compone el gran lienzo que pintan o de la gran discografía que han creado: ¿acaso el David de Miguel Ángel es menos colosal que la Sixtina? ¿O podría criticársele a Baudelaire el haber escrito Le Spleen de Paris después del descomunal Les Paradis Artificiels?

The King of Limbs viene a corroborar todo lo anterior: Radiohead está creando, o subcreando, un mundo secundario maravilloso. Porque esa es la labor de todo artista y no otra. La labor del ser humano es ser un creador y a partir de ahí debe entenderse que cada paso que da el grupo, incluso los que parecen más errados o pequeños, están encaminados a crear su universo propio, al que otros pueden acceder mucho después incluso de la muerte de quienes abrieran sus puertas.

Hay que entrar por un segundo a The King of Limbs y ver florecer los árboles en “Bloom”, saltar hacia el lago cristalino de “Codex”, disfrutar el amanecer artificial de “Give up the Ghost” y volver a casa con la mirada renovada y el consuelo de saber que el mundo ofrece pequeños escapes a cada vuelta de la esquina.









2011





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