sábado, agosto 11, 2012

“Pulotre 1916”, de Bernardo Colipán







Varias veces la muerte intentó cuajarse
en el aire y con su dedo dibujó el perfil
de un rostro que no era el mío.
Llegó buscando la señal
tatuada en las hojas del latúe.
Ahí se desarmó toda esa familia.
Trataron de sonreír, pero algo en sus cuerpos
se desprendía. Y luego los envolvieron
a cada uno en sus frazadas.
Y yo solo contaba quince años
cuando vi a la vida huir como un perro
arrojado a las cenizas.
Entonces le dije a mi hermano:
Te mostraré lo que es el miedo en un
puñado de polvo (Eliot).
Permanece tranquilo.
La muerte es un accidente, lo demás no tiene importancia.



en Weichapeyuchi ül: cantos de guerrero, 2012









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