sábado, diciembre 17, 2011

Carta a un hincha azul






Amigo:

Partamos por lo primero. Felicitaciones. Hoy te levantaste siendo el campeón de un torneo continental, título que sólo viene a confirmar otro hecho indiscutible: hoy eres hincha del mejor equipo de este puñado de tierra.

Te mentiría si te digo que me gustó el resultado, pero desde la goleada en Brasil hasta ahora he tenido el tiempo suficiente como para llegar a la completa aceptación. Tú, que preferiste ser precavido y no cantar victoria antes de tiempo, recién ahora le estás dando rienda suelta a toda esa alegría acumulada, esperando el momento de manifestarse. Es tu momento. Disfrútalo a concho porque parte de la magia del fútbol es que nada dura para siempre.

Por la misma razón, porque ahora sólo quieres celebrar un triunfo tan bonito, sé que no estás para un análisis muy frío. Pero cuando lo estés, cuando vuelvas a estarlo, voy a ser uno de los que van a agradecer el cambio en tus argumentos.

Es cierto que por un tiempo te vas a seguir comportando como el equivalente deportivo al nuevo rico. Un roto con plata del fútbol. Soy de los que están dispuestos a pagar ese precio con tal de que salgas de la madriguera en la que llevas tanto tiempo escondido, y que ahora por fin puedas tener opiniones futbolísticas que no provengan desde el fondo de una nube de humo.

Respóndeme algo. Esta noche mágica, la cima más alta de toda tu historia, ¿la vas a olvidar en veinte años más? Supongo que no, porque eso sería darle la espalda a lo que es preciado. Entonces, ¿ahora sí vas a renunciar a la tonterita de decirnos que “vivimos de los recuerdos”? Porque cuando apilabas décadas de fracasos nunca dejaste de aferrarte a la memoria del ballet azul (refiriéndote al equipo chileno, no al Millonarios colombiano de Alfredo Di Stefano de donde alguien fotocopió el nombre).

Ahora que ganaste, ¿vas a aceptar que cualquier hincha de otro equipo te diga que ellos valen más que tú porque alientan a su equipo sin haber levantado una copa?, ¿que eso los convierte automáticamente en hinchas con más “aguante”?, ¿que, al perder, realmente están ganando?

El campeón invicto, ¿admitirá por fin que ganar no daba lo mismo que perder? El hincha fiel ¿dejará que le recuerden que las entradas para su final se agotaron de inmediato, pero que para un partido de play-offs un fin de semana fueron 3 mil personas al Sta. Laura? No te preocupes, entiendo perfectamente las razones, sólo me pregunto si ahora serás capaz tú de aceptarlas también en los demás.

Siempre me pareció gracioso y paradójico que, a la hora de alabar a Marcelo Salas, sacaras un listado de datos duros y títulos (ganados en otros clubes), pero que despreciaras esa misma objetividad al hablar de Colo Colo. Ahora que tienes un título bien ganado, porque te prometo que estuvo muy bien ganado, ¿ahora sí vamos a transparentar posturas y reconocer hechos fehacientes? ¿O preferirás seguir parapetándote tras frases hechas y mitos, como eso del “estadio de Pinochet” que cada investigación se ha encargado de desmentir? Tal vez cuando Yuraszeck y el resto de la sociedad anónima terminen su estadio des el paso final hacia esa madurez que por años hemos querido ver en ti. Porque sin madurez no se puede ser grande.

El Cacique está varios peldaños por encima de todos los demás equipos y esa distancia el tiempo mismo se encargará de mantenerla y aumentarla, pero es cierto que nada de eso importa esta vez. Tú no ganas este título para alcanzar a nadie. El éxtasis de la victoria es en sí mismo el más grande premio. Por eso no voy a recurrir a la pachotada fácil de citar a uno de tus ídolos diciendo que tu copa es de cartón, ni voy a tratar de explicarte por qué los Héroes del ’91 unieron y tocaron al país entero de una forma que ahora no ocurrió. Sería feo decir que recién ganaron una y nosotros tenemos tres. Esas discusiones están de más, sobre todo ahora. Tendremos toda la vida para darnos esos golpes.

Hoy prefiero parafrasear a Ernesto Sábato con eso de que no se puede combatir con un enemigo por mucho tiempo sin terminar pareciéndose a él. Tú y yo somos muy similares. Por eso prefiero tener un hijo hincha de tu equipo antes de que no le guste el fútbol. Yo sé lo que sientes ahora. Es maravilloso. Y si sufres como sufro yo con las derrotas, entonces te mereces abrazar muy fuerte esta alegría para nunca más dejarla escapar. Se va a quedar dentro de ti, ya vas a ver. Va a haber un lugar en ti donde la pelota siempre esté cruzando la línea del último gol, y te va a robar una sonrisa cada vez que pienses en ella.

No me despediré tirándote encima lo grande, lo mucho más grande que es el Cacique porque aunque no lo confieses tú lo sabes bien. Las verdades siguen siendo ciertas, se digan o no, y es por eso que yo no le tengo miedo a mirar la situación de frente, con la hidalguía de Arellano y ofrecerte un sincero abrazo fraterno. Felicitaciones. Celebra. Te lo ganaste en la cancha.









16 de diciembre, 2011
















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