Hizo una pausa. Después su voz se tornó suave y persuasiva.
-Suponga que George no vuelve. Suponga que se ha ido y no vuelve. ¿Qué haría usted?
La atención de Lennie se centró poco a poco en lo que había oído.
-¿Qué? -preguntó.
-Dije que se imagine que George fue esta noche al pueblo; y usted no vuelve a saber nada de él. -Crooks lo apremió saboreando esta especie de victoria privada-. Imagíneselo -repitió.
-No, no va a hacer eso -gritó Lennie-. George no haría una cosa así. Hace mucho tiempo que conozco a George. Esta noche va a volver... -Pero la duda era demasiado para él-, ¿No le parece que volverá?
El rostro de Crooks se iluminó con el placer que le producía su tortura.
-Nadie puede decir qué va a hacer otro hombre -observó con calma-. Digamos que quiere volver y no puede. Imagínese que lo matan o lo hieren, y no puede volver.
Lennie hizo un esfuerzo por comprender.
-George no va a hacer eso -repitió-. George es muy cuidadoso. No lo van a herir. Nunca se ha herido porque es muy cuidadoso.
-Bueno, pero imagine, imagine, nada más, que no vuelve. ¿Qué haría usted, entonces?
La cara de Lennie se arrugó por efecto de la aprensión.
-No sé. Oiga, ¿qué quiere? -gritó-. No es cierto. George no está herido.
Los ojos de Crooks perforaron los suyos.
-¿Quiere que le diga lo que pasará? Lo llevarán al manicomio, lo atarán del pescuezo, como a un perro.
De pronto los ojos de Lennie quedaron fijos, y quietos, y furiosos. Se incorporó y caminó con actitud amenazadora hacia Crooks.
-¿Quién hirió a George? -preguntó.
Crooks intuyó el peligro que se acercaba. Se encogió en su camastro, para no quedar enfrentado a Lennie.
-No hacía más que suponer cosas -se excusó-. George no está herido. Está bien. Volverá pronto.
Lennie estaba de pie, enorme, junto a él.
-¿Para qué habla, entonces? No voy a permitir que nadie diga que George está herido.
Crooks se quitó los lentes y se frotó los ojos con los dedos.
-Siéntese –dijo-. George no está herido.
Lennie volvió refunfuñado a su asiento en el cajón de clavos.
-Nadie va a decir que George está herido -masculló.
-Tal vez -continuó suavemente Crooks-, tal vez comprenda ahora. Usted tiene a George. Sabe que va a volver. Pero suponga que no tuviera a nadie. Suponga que no pudiera ir al cuarto de los peones a jugar a las cartas por ser negro. ¿Le gustaría? Suponga que tuviera que sentarse aquí y leer, y leer. Claro que podría jugar a las herraduras hasta el anochecer, pero después tendría que leer. Los libros no sirven. Un hombre necesita a alguien, alguien que esté cerca. Uno se vuelve loco si no tiene a nadie. No importa quién es el otro, con tal de que esté con uno. Le digo -gritó-, le digo que uno se ve tan solo que se pone enfermo.
1937
1 comentario:
Сомнительная идея, как скоро ожидается поступление нового материала и вообще стоит ожидать ?
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