"Que el dios abandonaba a Antonio", de Konstantinos Kavafis
Cuando de repente, a medianoche, se escuche
pasar una comparsa invisible
con músicas maravillosas, con vocerío -
tu suerte que ya declina, tus obras
que fracasaron, los planes de tu vida
que resultaron todos ilusiones, no llores inútilmente.
Como preparado desde tiempo atrás, como valiente,
di adiós a Alejandría que se aleja.
Sobre todo no te engañes, no digas que fue
un sueño, que se engañó tu oído:
no aceptes tales vanas esperanzas.
Como preparado desde tiempo atrás, como valiente,
como te corresponde a ti que de tal ciudad fuiste digno,
acércate resueltamente a la ventana,
y escucha con emoción, más no
con los ruegos y lamentos de los cobardes,
como último placer los sones,
los maravillosos instrumentos del cortejo misterioso,
y dile adiós, a la Alejandría que pierdes.
Traducción de Miguel Castillo Didier.
Un dios abandona Alejandría. Extracto de Vida de Antonio, de Plutarco
Sitiado Antonio por las tropas de César, se cuenta que en aquella noche, la última, cuando la ciudad de Alejandría estaba en el mayor silencio y consternación con el temor y esperanza de lo que iba a ocurrir, se oyeron gradualmente los acordados ecos de muchos instrumentos y griterío de una gran muchedumbre con cantos y bailes satíricos, como si pasara una inquieta turba de Bacantes. Esta turba partió como del centro de la ciudad hacia la puerta por donde se iba al campo enemigo y, saliendo por ella, se desvaneció aquel tumulto feliz, que había sido muy grande. A los que dan valor a estas cosas les parecía que fue una señal de que el dios abandonaba a Antonio, aquel dios al cual siempre hizo ostentación de parecerse y en quien particularmente confiaba.
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