y si acaso
las palabras fueran
palabras y no cosas
tras el silencio
sobre la colina
como campanas de aire
en una habitación
sin muros
ni puertas
cuando el cuerpo deja
de sentir el cuerpo
y la piel comienza a ser
la superficie de la sábana
y el ojo deja
de distinguir la noche
entonces
una a una
decantaron las voces
un temblor vacío
una fuerza interior
abriéndose
recreándose
nacidos otra vez
otra vez muertos
cuando no hay sonido
pero algo se observa en el silencio
cuando no hay mirada
pero algo se escucha en lo informe
y sin embargo
los umbrales
como si tras
un velo negro
se escondiera
siempre otro
más profundo
el susurro lluvioso de un poema
el llamado de una boca enmudecida
Publicado por Ediciones Tácitas, 2024

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