El abuelo Siset me hablaba
temprano en la mañana en el portal,
mientras esperábamos al sol
y veíamos pasar los carruajes.
Siset, ¿no ves la estaca
a la que todos estamos atados?
Si no podemos librarnos de ella
¡nunca podremos caminar!
ya no puede durar demasiado,
seguro que cae, cae, cae,
pues debe estar bien podrida ya.
pues debe estar bien podrida ya.
Si yo tiro fuerte por aquí
y tú tiras fuerte por allá,
seguro que cae, cae, cae
seguro que cae, cae, cae
y nos vamos a poder liberar.
Pero Siset, hace mucho tiempo
que las manos se me están deshollando
y cuando la fuerza un instante se me va
ella se hace más fuerte y más grande todavía.
Ella va a caer, si tiramos todos,
ya no puede durar demasiado,
Si yo tiro fuerte por aquí
ya no puede durar demasiado,
seguro que cae, cae, cae,
pues debe estar bien podrida ya.
pues debe estar bien podrida ya.
Si yo tiro fuerte por aquí
y tú tiras fuerte por allá,
seguro que cae, cae, cae
seguro que cae, cae, cae
y nos vamos a poder liberar.
El abuelo Siset ya no dice nada,
fue un mal viento el que se lo llevó,
quién sabe hacia dónde
mientras sigo bajo el portal.
Y cuando pasan los nuevos muchachos
estiro el cuello para cantar
el último canto de Siset,
el último canto que me enseñó.
Ella va a caer, si tiramos todos,
ya no puede durar demasiado,
Si yo tiro fuerte por aquí
ya no puede durar demasiado,
seguro que cae, cae, cae,
pues debe estar bien podrida ya.
pues debe estar bien podrida ya.
Si yo tiro fuerte por aquí
y tú tiras fuerte por allá,
seguro que cae, cae, cae
seguro que cae, cae, cae
y nos vamos a poder liberar.
1968

No hay comentarios.:
Publicar un comentario