No es de morir que morimos
Sino de llevar el día en mil astillas
De ser la presa de uno solo de nuestros rostros
De aferrarnos a nuestros hogares como el lugar
No es de morir que morimos
Sino de la espuma que pierde la memoria de sus sienes oceánicas
De la hierba forzada en su guarida
De las llanuras que las horas marchitan
Hermosas con bosques insondables
Por develar sólo una rama
Y del azar,
Un atolón que se encoje
Atigrada vida sobre nuestras vidas
¿Con qué red puedo atraparte?
Te amo, pájaro hostil
en Double pays, 1965
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