Alguien sueña con nosotros
soñado a su vez
por otro,
que es el sueño
de un sueño
particular.
Absortos por la somnolencia,
también soñamos con un mundo
salvajemente atormentado en el sueño.
Soñando,
somos el eslabón tierno
en la fila sin comienzo que no ha de acabar
nunca,
aunque
bastaría
un solo grito
lo bastante fuerte como para poder despertar
a medias
al primer Señor
del sueño,
el que duerme
en los cimientos de los mundos
soñados.
en El sol del más allá y El reflujo de los sentidos, Pre-Textos, 2016
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