sábado, marzo 22, 2025

«Mi padre», de Zhang Zao

Traducción de Miguel Ángel Petrecca



 
Era 1962 y no sabía qué hacer.
Joven todavía, idealista y de izquierda,
pero etiquetado como reaccionario.
En Xinjiang la panza se le hinchó por el hambre
y escapó de regreso a su hogar en Changsha.
Su abuela le cocinó sopa de cerdo y zanahoria,
con unos dátiles rojos flotando en el caldo.
Dentro de su cuarto prendió una varita,
y observó en el humo un desconcierto ascendente.
Se encontraba perdido de verdad ese día.
Salió a dar un paseo, pero no pudo pensar.

Se echaba a reír mirando fijo cosas invisibles.
Su abuela le dio un cigarrillo, y él fumó por primera vez.
Dijo: la palabra «absurdo» se deshace en los anillos de humo.
Al mediodía tuvo ganas de ir a sentarse a una isla,
a tocar la flauta.
Empezó a andar hacia allá pero en el medio cambió de idea,
y mientras bordeaba el mismo camino de golpe
pensó que siempre había dos yo dentro de él,
uno que iba para un lado,
y otro que iba para el otro,
uno que cantaba sentado sobre la belleza,
y otro que marchaba por la ruta de Mayo
en el centro de una verdad inextinguible.

Pensó, ahora está todo bien. Como sea, está todo bien.
Se detuvo. Se dio vuelta. Empezó a caminar hacia la isla.
Con este giro, conmovió una campana en el horizonte.
Con este giro, perturbó todos los ritmos del mundo.
Con este giro, el camino se volvió maravilloso,

y mi padre se convirtió en mi padre.





en Un país mental. 150 poemas chinos contemporáneos
Gog y Magog, 2023














No hay comentarios.: