Por alguna vaga razón, / aún recuerdo su rostro; / la vendedora de té, / una adolescente, / hirviendo el agua celestial del Nilo, / en su menta fresca, / y con su mano delgada, / mezclando leche y azúcar, / ¡Oh, niña! / Sudando la paciencia, / bajo el sol implacable; / eres el clavel de esta calle oscura y podrida, atestada de hombres, / persiguiendo prudentemente tu vestidura desafiante / y en la comodidad de sus abundantes sombras / refunfuñando por el calor.
en Un mapa derramado, Conticinio, 2023
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