Traducción de Luis Alberto Ambroggio
Oh Dios, en el sueño el terrible caballo comenzó
A patear en el aire, con sus coces quería alcanzarme.
El miedo quedó derramado en su crin durante treinta y cinco años.
Y una retribución igualmente vieja, o casi, respiraba por su nariz.
Demasiado cobarde, me acosté y lloré en el suelo
Cuando una poderosa criatura apareció, saltó a la rienda.
Otra mujer, mientras yacía medio en un desmayo,
Saltó en el aire, y se aferró al cuero y la cadena.
Dale algo tuyo como un amuleto, dijo ella.
Tírale, dijo ella, algo pobre que sólo tú reclames.
No, no, lloré, él me odia; él está fuera para hacer daño,
Y si cedo o no, es todo lo mismo.
Pero, como un león en una leyenda, cuando aventé el guante
Sacado de mi sudorosa y fría mano derecha;
La terrible bestia, que nadie podría entender,
Vino a mi lado y agachó la cabeza con amor.
en Antología de poetas laureados estadounidenses (1937-2018), Vaso Roto, 2019
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