domingo, junio 30, 2024

«Usted esta aquí», de Bárbara Colio

Fragmento





En el centro comercial. Isaura abraza contra sí, un frasco grande, lleno de botones. A su espalda, un enorme mapa de localización del centro comercial. Una gran flecha roja indica un punto del mapa seguido de la leyenda: «Usted está aquí». El Hombre Mayor llega a consultar el mapa. Isaura se dirige a él:  

Isaura:  

No se apure si no entiende nada, yo tampoco pude. Sección verde. Pasillo F. Punto 35. Dice perfectamente dónde estamos y aún así, estamos perdidos. Já.

Los electrónicos están por ahí, si es lo que busca, he pasado por ahí tres veces creo, o más. Esa cosa dice que la salida está por ahí pero no es cierto, por ahí está lo de electrónica, un pasillo lleno de televisores encendidos. En oferta.

No sabría decirle cual es la salida. Perdone.

Es increíble que toda esta gente necesitara comprar algo el día de hoy ¿no? Dicen que la crisis ya no nos deja comprar ni tomates, pero aquí… todos van con más de un par de bolsas de… cosas. Yo, dos botones era lo que necesitaba nada más, pero no podían venderme dos sueltos. Parece que las mercerías se extinguieron, había una todavía en el centro, contra esquina del cine, pero ya ninguno de los dos está. Tengo que remendar varias cosas. Camisas, uniformes, un disfraz para la más pequeña. Remendar. Tengo una familia ¿sabe? Tengo que… remendar, cuidarla. Seguir. Una ya no puede tomar riesgos. La crisis.

¿Va a venir alguien por usted?

El hombre mayor niega.

Espere entonces, no se preocupe, siéntese. Quizá sea mejor quedarse por acá. Por ahí sólo hay televisores y todos con la misma noticia. Pero qué gentío ¿no? Tantas caras metidas, aquí. Y, aunque una vea sus caras, de cerca, nunca puedes llegar a imaginarte bien, quiénes son realmente. Somos tantos, que uno podría llegar a pensar que si faltan algunas caras, nadie lo notaria; llegar a pensar que si nadie más volviera a repetir el nombre de esas caras, se podrían olvidar, o fingir que se olvidan, y seguir. Sin problema.

Venir de compras ayuda a eso, ¿no lo cree? A seguir sin problemas. Las ofertas no terminan nunca. ¿Gusta un caramelo?

El hombre mayor niega.

En los televisores –traté de salir por ese pasillo pero no pude, sentía que ella me–… La mujer que aparece en las noticias, es mi hermana. ¿La vio?

El hombre mayor asiente.

¿Nos parecemos? En los ojos, dicen, que los ojos los tenemos muy  parecidos. Pero vemos tan distinto. Ahí está ella, su cara, en todo ese pasillo lleno de televisiones. Le mentí, discúlpeme, si quiere irse… realmente no sé si la salida está por allá o no, lo que pasa es que no puedo pasar por ahí, me da vergüenza. La dejé sola. La olvidé. ¿Sabe? no es que yo sea cobarde, no es eso. Es, es que a mí no me pasó lo que a ella, punto. Gracias a Dios. Suena horrible. Pero es así. Y porque además, bueno, no es para todos eso de inventar los juegos, unos lo hacen, como ella; otros sólo somos… dos botones rotos.




2009














 

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