jueves, mayo 16, 2024

«Bocetos de la casa de la peste: La casa de la peste en Jaffa Primer boceto de Bonaparte visitando a las víctimas de la plaga de Jaffa, Antoine-Jean Gros», de Zeina Azzam

Versión de Juan Carlos Villavicencio




Este Napoleón aparta la cara
del desplomado
cuerpo que sostiene a medias.

Las figuras centrales: sirios
o eso parecen
por su falta de uniformes.

El de rojo fija ojos sorprendidos
en el líder
como si fuera a darle un mensaje.

En la versión final y en expansión del Louvre
aquellas figuras se han ido.
En cambio, un cuerpo desplomado intenta

levantarse mientras Napoleón se acerca
para tocar sus heridas.
Esa versión tiene un exterior

que suena metálico a la luz del día
más allá de los arcos rayados
de la mezquita convertida

en hospital militar. Llamaríamos
a lo que ahora está fuera de Tel Aviv.
¿Cómo llamaríamos 

a los sirios-palestinos?
¿Dónde viven 
sus descendientes?

Tal vez en Damasco 
o en un campo de refugiados
en Yarmuk

su miseria es densa y similar
a la casa de la peste,
una luz afín, ictérica—

pero que en un futuro están
fuera del marco
como fueron los prisioneros

con bayonetas que los dos días
de violaciones
y matanzas

que Napoleón envió como regalo
a sus hombres. Todos los ojos ahora
estás puestos sobre el Emperador

bajo un rayo de luz. O
crees o no que
tiene derecho a estar ahí.
















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