El relámpago atraviesa la pesadilla.
Abro los ojos.
La luz matinal se estremece en la ventana.
Los fragmentos de sueño
son pétalos que se dispersan,
mariposas maculadas,
viento ingrávido.
Mis pupilas se complacen,
sólo por un momento,
cuando de repente me encuentra
una mirada felina inmutable.
El gato en el techo me está mirando,
ojos verdes ardientes como dos planetas.
Un cuerpo volador de repente se desploma,
relámpago solitario,
marco inmóvil.
en Aflicciones, 2016
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