viernes, marzo 22, 2024

«Murió un extraño», de Rashid Hussein

Versión de Juan Carlos Villavicencio




No fue sorprendido el sol
Ni la luna fue borrada
Sin ni una gota de lluvia
Apenas tembló la tierra.
Las lágrimas que subían a mis ojos
Fallaron antes de caer
Mi corazón se partió en dos:
Fue una muerte que pasó desapercibida.

Hermana,
Sin aire la luna se abre roja esta noche,
Los lirios blancos se sonrojan
Tu amor por él es una mancha de sangre
Sus ojos entrecerrados:
Los brotes de narciso están somnolientos
                 por la caída de la tarde.

Derramé a toda prisa montones de tierra
                 sobre su frágil cuerpo
Pero nunca pude cubrir su noble rostro,
                 su penetrante mirada. 
¿Su conciencia? Ojalá se la diera a Caín.
Gusanos ciegos comerán el corazón de sus ojos
Sus dos hijos seguirán muriéndose de hambre.

Cuando la brisa del atardecer anuncia el ocaso
Una mujer espera a un hombre ausente.
 
La doliente preguntará…
Sólo dile que lo dejaron dormir
En el regazo de su madre tierra
Ella llorará, estará de luto:
Verá cómo la brisa se detiene.

Respecto a los huérfanos: reza, reza
Y luego cuéntales cómo un joven
                 fue borrado del mapa

Ningún cielo lo lloró
Ninguna luna fue borrada
Ningún poeta escribió una elegía. 


















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