viernes, febrero 16, 2024

«Tres poemas a Palestina», de Abdul Karim Sabawi

Versión de Juan Carlos Villavicencio



 
1

Difundieron las buenas nuevas
Cuando se unieron a Él en la Última Cena;
Y antes de caminar,
Arrastrando su cruz por el camino de espinas y piedras,
Lo rodearon,
Jurando su fe en Él, su sumisión,
Dándole sus votos.
Pero, con los párpados pesados, se durmieron,
Dejándolo atrás.
Lloró completamente solo
Y bebió de mala gana de la copa que Él evitaba.
Sintió el frío de la muerte en Su sangre,
Y el sabor amargo del dolor en Su boca.
Antes del amanecer
Uno lo traicionó,
Uno lo negó,
Y los demás se dieron a la fuga.



2

¡Qué pesado es Abel sobre mis hombros!
Lo mataron, pero debo cargarlo,
Vagando por las calles con su cadáver,
Lamentando, gimiendo, llorando,
«Abel está muerto».
Abel, mi pena, mi destino oscuro,
Yo no te maté; no golpeé la cabeza con una piedra.
No hice lo que haría un pájaro con el cadáver de su compañero.
Durante años he vagado por el desierto,
Tú sobre mis hombros como una maldición,
Como una serpiente tendido tu cadáver desmoronado.
Han pasado años desde tu asesinato,
Tu cadáver se ha descompuesto, tu sangre se ha secado,
Tu carne se ha desprendido, Abel.
Pero ay de mí si me niego
O me rebeló contra mi destino y cavo un hoyo
Para arrojarte adentro.
Tu cadáver en desintegración se aferra a mí,
Clava sus uñas en mi cuello,
Gritando,
«Por vergüenza:
¿Me desechas y huyes?
¿A quién tengo yo sino a ti? Otros no se atreven
A soportarme ni siquiera unos pocos pasos».



3

Job cumplió su promesa,
Y se cumplió lo que está escrito:
Que los gusanos se alimentan de sus manos
Y beben sus ojos,
Que su cadáver será arrojado a los cuervos de la orilla
Y a las bandadas de pájaros.
¡Trabajo virtuoso!
No te rebeles, no te desesperes, no te enojes.
Los gusanos han roído tu carne y arañado tus huesos,
Y dentro de tu vientre el embrión de la paciencia ha crecido
       viejo y jorobado,
¡Hasta las arenas de la orilla bajo tus pies se han podrido, Job!
Incluso el viento que corona las olas enferma y se aleja
De tus heridas putrefactas.
Y te preguntas: ¿Qué sigue?
Job cumplió su promesa
Y también se cumplió lo que está escrito.













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