sábado, febrero 17, 2024

“Alojándome con el viejo del río”, de Po Chü-I





El corazón del hombre

   codicia el oro y el jade.

La boca del hombre

   apetece el vino y la carne.

No ocurre así

   con el viejo del río.

Bebe en su calabacino

   y no pide más.

Al sur del río hachea la leña

   y arranca las cizañas del campo.

Al norte construyó

   cuatro paredes y un techo.

Una vez al año siembra sólo

   un acre de tierra.

En primavera arrea una yunta

   de becerros amarillos.

En estos menesteres siente él

   un gran contento.

Esto aparte, carece de inquietudes

   y deseos.

Caminando lo encontré por azar

   a orillas del río;

Me condujo a su hogar

   y me alojó en su cabaña.

Cuando me separé de él

   camino del mercado y la corte,

El anciano me indagó

   respecto a mi rango y paga.

Dudando de lo que le decía

   se rio mucho, respondiéndome:

“Los Consejeros Reales

   jamás duermen en los pajares”.

 

 

 

en Poetas chinos de la dinastía T’ang, 1977

 




















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