Sólo quería expresarme con el cuerpo y con el alma,
Señora,
Le dije a la Luna (son palabras del confesado)
Por eso le dibujé mi única orquídea en la palma de su mano:
Ella tembló un poco,
Pero sobre todo sonrió.
Yo también, esa noche, sonreía...
(La sangre y la baba tras la celosía casi no dejaban
Continuar la confesión)
«Casi nos sentimos felices
Creí que no dañaríamos a nadie.
Pero entonces la potente luz de ese ojo
Horadando las alturas del cielo
Cayó sobre la ciudad
Sin otro paraje que las calles adoquinadas
Que rodeaban mi cuerpo genuflectado:
Sólo lo hice para sentir el amor naciente en carne propia»,
Le gimió el confesado a la Luna,
«Pero por favor apague ya su foco
Que mis ojos no dejan ya de arder».
en Los siete náufragos, 2023
(Edición definitiva, Descontexto Editores)
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