Solitaria en su estancia,
una muchacha borda flores de seda.
De súbito, oye una lejana flauta...
Se estremece.
Sueña que un joven
le está hablando de amor.
A través del papel de la ventana,
la sombra de una hoja de naranjo
viene a reposar en su regazo.
Cierra los ojos,
cree que una mano
le rasga sus vestidos.
en Poesías de la Antigua China, 1949
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