Otro día ha de venir, un día femenino
diáfano en metáforas, completo en el ser,
diamantino y como un cortejo visitante, soleado,
flexible, con una ligera sombra. Nadie deseará
suicidarse o tendrá ganas de partir. Todas
las cosas, fuera del pasado, naturales y reales,
serán sinónimas de sus más tempranos atributos. Como si
el tiempo se durmiera en vacaciones… «Extiende tu precioso
tiempo de belleza. Asoléate bajo el sol de tus senos de seda,
y espera hasta que arribe un buen augurio. Después
nos haremos más viejos. Tenemos tiempo suficiente
para envejecer después de un día así…».
Otro día ha de venir, un día femenino
parecido en cada gesto a una canción, lapislázuli en el saludo
y en cada frase. Todas las cosas van a ser femeninas fuera
del pasado. Fluirá agua desde el seno de la roca.
Sin polvo, sin sequía, sin derrota alguna.
Y una paloma dormirá por la tarde en un tanque de combate
abandonado si no encuentra un pequeño nido
en el lecho de los amantes…
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