En la triste quietud de este cuadro nocturno
solo tres personas parecen perdonadas
de las sombras que afuera se ciernen
como tramando la escena de un crimen.
Una cuarta, en cambio, la que nos da la espalda,
se recorta lentamente en ellas hasta ser devorada
si no por la noche incierta
sí al menos, fracasado cazador, por su corazón solitario.
Una y otra vez, el empleado lo ha advertido,
mira de soslayo a la muchacha de reojo
que finge ocuparse de sus uñas
mientras el hombre que la acompaña
busca inútilmente su mano.
Hace veinte noches que vuelve a esta barra
y la soledad está siempre a su lado
o la felicidad de otros
o la taza de café amargo
o esa vieja máquina registradora
al otro lado de la calle.
En esta inmensa vitrina en la que expone su dolor
a una que nunca pasa, a una que jamás lo mira
busca, a ver si puedes,
una puerta que no sea la del baño.
en Verano, 2020
Ediciones Bastante
(Primera edición, 2005, Ediciones Altazor)
Pintura: “Nighthawks”, de Edward Hopper
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