lunes, abril 10, 2023

«El iris salvaje», de Louise Glück

Traducción de Eduardo Chirinos



 
Al final del sufrimiento 
me esperaba una puerta.

Escúchame bien: lo que llamas muerte 
lo recuerdo.

Allá arriba, ruidos, ramas de un pino vacilante. 
Y luego nada. El débil sol
temblando sobre la seca superficie.

Terrible sobrevivir
como conciencia 
sepultada en tierra oscura.

Luego todo se acaba: aquello que temías, 
ser un alma y no poder hablar,
termina abruptamente. La tierra rígida
se inclina un poco, y lo que tomé por aves 
se hunde como flechas en bajos arbustos.

Tú que no recuerdas
el paso de otro mundo, te digo 
podrías volver a hablar: lo que vuelve 
del olvido vuelve
para encontrar una voz:
del centro de mi vida brotó
un fresco manantial, sombras azules
y profundas en celestes aguamarina.



1992












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