Bien puede el mundo entero conjurarse
contra mi dulce amor y mi ternura,
y el odio infame y tiranía dura
de todo su rigor contra mí armarse;
Bien puede el tiempo rápido cebarse
en la gracia y primor de su hermosura,
para que cual si fuese llama impura
pueda el fuego de amor en mí acabarse;
Bien puede en fin la suerte vacilante,
que eleva, abate, ensalza y atropella,
alzarme o abatirme en un instante;
Que al mundo, al tiempo y a mi varia estrella,
más fino cada vez y más constante,
les diré: “Silvia es mía y yo soy de ella”.
en Poesía de la Independencia, 1979
* Ilustración de la artista peruana Georgette Luque: recreación digital de los retratos de Mariano Melgar y María Santos Corrales (Silvia).
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