domingo, diciembre 04, 2022

“Sobre la piedra”, de Ricardo Marín





Elegía primera

 

¿No es un sueño aquesa muerte?

Milton

 

I

 

Un río de sedientas aguas

invade el lugar puro de los seres.

Viene de otros siglos, en llanto oscuro,

destruyendo la breve luz terrestre.

 

Su rumor interno

azota el impalpable territorio

y en sus aguas se ahoga el pensamiento.

 

De los amados ojos

van rondando peces tristes. ¡Oh, sumidos signos!,

al río que tiembla con sus aguas duras

sobre la piedra insomne del destino.

 

 

II

 

Al fondo del destino, en sus mareas,

ciegos se abren los caminos.

¡Oh, razón! ¡Oh, luz!

 

El rumor del hombre, deshojándose,

corre por el latido de la sangre

y de pronto enmudece en una piedra.

 

Un sonido negro

como un vuelo fugaz e infinito

en lo último del súbito silencio.

Y lejos, tiempo, nube,

nada.

 

Piedra. Silencio.

 

La sien entonces

no se resigna al mudo mandamiento,

y regresa para oír

y caminar sobre intangibles hojas...

 

 

 

en Sobre la piedra, 1948

























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