Ama el trabajo, el buen nombre,
la virtud que Cristo amó;
recuerda, hermano, que no
sólo de pan vive el hombre.
Contempla, extasíate. Asombre
tu alto gusto a quien te vio,
y abre tu alma a todo lo
que da buen nombre y renombre.
Deja el beef, el vino craso
para el panzudo que al paso
de buey rastrea el millón,
y a quien, crasa y elegante,
envidia el vientre colgante
la nueva generación...
en Alma chilena, 2008
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