lunes, agosto 01, 2022

Tres poemas de Susana Villalba






No es el lenguaje lo que habla sino su descarrilamiento. ¿O su nacimiento? No soy yo en mi forma cotidiana de estar en el mundo la que escribe, esa personalidad (personaje) que protege ante el mundo. Pero sí es Mi voz, la que se fue gestando en el estado de alerta ante todo lo que el afuera trae y oculta. Es mi silencio abierto a escuchar el lenguaje antes de su big bang y mucho antes de su gramática. Pero también dispuesta a ser su big bang para proponer otras maneras de decir el mundo



en Sin pelaje, sin sombra, 2019





Rikyu


Le lleva al mundo tiempo
una mano,
una pluma.
Es imposible
atravesar un corazón
si no hay deseo
de matarlo.
Toda la tarde caminó
bajo la lluvia
como una forma de sentir
humanidad.
El tiempo –se dijo–
será esta ceremonia
del té.
Es cosa de los astros
si pueden partir
el mundo en dos
en un segundo.
Es cosa de los otros
sus manos.
No es una huella
que dejará
según mueve la pluma.
Es que esas huellas
de sus dedos
son irrepetibles.
Pero llevan su tiempo
las palabras.
No es el camino
el que dice la distancia,
los ojos
no encuentran su paisaje.
Hubiese preferido tocar
con sus palabras,
él habla
maravillosamente
y es un placer físico
escuchar.
Pero no importa
si las uvas están
a demasiada o poca altura.
Si se moja es que llueve
y es la hora
de preparar el té.
El cuerpo es un pacto
con la forma.
Pero el deseo es la forma
que tiene el corazón
de deshacerse
de su cuerpo.
Como un relámpago
espera
en la línea de la mano.
–¿El amor?
–dijo la bruja–
¿Ir al Tíbet?
Una escritora.
Los sueños son la vida
también.
Tuviste un gran amor.
–Tuve, como quien dice
una enfermedad,
escribí
poemas.
–Palabras
–dijo la bruja–
de un corazón
en círculo de fuego.
Se viste de venado
y se devora.
Una pluma en el barro.
–Cuando los amantes duermen,
amanece.
Las palabras no dan cuenta
de ese espacio
que separa a los cuerpos
en el sueño.
–Los amantes
–dijo la bruja–
no se dan cuenta.
Pero el que sueña
es un camino
como cualquier otro.
Los poemas también
son naturaleza.
Si no tocaste
esa mano no existió
más que en el sueño.
–Pero las uvas
a la altura de mi mano,
acaso
simplemente las describa
–Es una forma
como cualquier otra.
–Pero la espada y el tiempo
que le lleva al mundo
el cuerpo
que la cabeza lleva atado
como un perro.
Y el guerrero
si amanece
y en su corazón
noche cerrada.
Cantan los pájaros
y habitan la luz
como una flecha
de su propio sentido.
Dar testimonio
de una manera humana
de levantarse,
preparar el té
y escribir.
–Y acaso haber tocado
¿daría cuenta?
–Un puma
ni un venado.
Deseo de beber
un animal completo
o palpitante
en la espesura
del deseo
fugaz de un cuerpo
agazapado.
Se pregunta
qué tarea tiene
entre las manos.
Palabras como espada
de dos filos.
El deseo real
como la mano
al tocar
fue tan distinta.
Cada cuerpo
irrepetible.
–El arquero
ni el caballo,
la flecha
no pregunta:
Señor
¿no tuviste suficiente
fe
en mí?



en Sin pelaje, sin sombra, 2019






Monólogo 2
El perro


escarbo
escarbo
escarbo

el hueso de dios
todavía puede estar
en el corazón caliente
de la tierra


tengo celos de dios
el árbol
sólo mira hacia arriba

es imposible para mí
amar a un árbol

pero enamorarse es eso


le salto
y sigue absorto

tengo celos del fuego
que duerme en su corazón

de las estrellas
que le pasan

no soy un árbol
no puedo
entender su quietud

pero enamorarme es eso


cae la noche
como la realidad

mi universo es un baldío

me ovillo
en las raíces duras
de mi amor

tengo celos de los pájaros
abrigados
en sus ramas

envidio la noche
cayendo como un cazador
de espejismos

quién despierto
creería
en los sueños


la intemperie es una soledad
el amor es un adentro


doy vueltas
alrededor del árbol

le salto
salto de amor
y caigo
otra vez en mí

enamorarse es eso


nunca se inclina
sólo mira al sol

a las estrellas

salto
doy vueltas
para cuidarlo
de su quietud

para cuidarme
de su silencio


tengo celos del amor
que siento

es más grande
que yo

es mejor


bajo el árbol
los pájaros
dan saltitos

me acerco
porque huelen a árbol
pero se desbandan

corren
si salto alrededor

corro detrás
y levantan vuelo

por qué mi amor
parece una cacería

o una rabia


tengo celos de la tierra
que retiene al árbol

nada me aferra
desde el cielo
cuando salto

cuando caigo
nada me espera

pero vivir es eso


a diferencia del árbol
salto

le salto
pero se abre en más
y más cielo

abraza el aire
nada
quiero advertirle
pero enamorarse es eso
me respondería


el árbol
es un sol
y un perro
alrededor

qué terror
le hace echar tanta raíz

quiero abrazarlo
pero apenas llego
al borde
donde empieza a ascender

a olvidarme


el árbol no sabe
hasta dónde
puede llegar

es eterno y está cansado

escarbo
escarbo para liberarlo

pero lo imanta
la inmensidad

tengo celos de su infinito


el cielo -le dice el pájaro-
es una resistencia
al cuerpo

otra espesura

el cielo es un bosque
sin árboles


el árbol es un cazador
que sueña

no necesita seguir
a las estrellas
ni atraparlas


escarbo
en su tronco
y paso la noche
en su interior

sueño
el corazón del árbol
es un perro cansado
de buscar

y me encuentra


el verano es una fiesta
a la que no se puede entrar
solo

espero la brisa

cuando el árbol se sacude
nos parecemos un instante

solamente

enamorarse es eso


sueño
que el árbol sueña
que corre
conmigo

no es que no quiera
-me susurra-
me posee un destino
de monstruosa
altura
y soledad


me froto en el tronco
le dejo mi olor

y huelo

soy el árbol
que quiso ser yo

enamorarse es eso


viento
lluvia

lo que a mi amor alimenta
me aniquila

¿no necesita
más que luz?

lo miro dar
refugio
contemplar
celebrar lo que no está
a su alcance

no sé si lo amo
para no odiarlo
para no odiarme

también es eso
enamorarse


salto

pero no soy de altura
ni de profundidad

el árbol
aunque a mi lado
no está en mi mundo

tengo celos de ese animal
de cielo


el árbol es una trama
de gravedad y luz

echado en tierra
soy afuera
de mi amor

soy su vacío
alrededor

y él absorto
inalcanzable

ciego a la sombra
que provoca


soy sin árbol

pero mi corazón
es un árbol
en cuerpo de cazador

no quiero correr más
que árboles

aunque están quietos
no los puedo atrapar

huelo
sigo un rastro

¿qué se recuerda en el amor
que no se tuvo nunca?



 
en La bestia ser, 2018

 





















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