1. En esta casa he vivido. Aquí
se exilian los presentimientos.
Sus ventanas tienen luz de memorias
disueltas en agua.
Sus puertas son las que me conducen
al mundo.
En los rincones florecen los muertos
y la cocina no rima con las sirenas.
Aquí nos deslumbra el sol
y nos oculta la noche.
2. La vida entre las paredes de esta casa
está llena de pequeñas guerras
que amo y odio al mismo tiempo.
3. Cuando duermo, la casa
se deshace por la noche entre los sueños.
4. En la cocina, sobre la mesa,
la noche nos ha dejado sus estrellas
como panes blancos de eternidad.
Y el invierno nos ha dejado
sus lluvias como racimos de uvas
en una fuente.
Y en una repisa, furtivamente
mis amigos dejaron unos saludos,
los que durante estos días livianos de otoño
son sencillos y espléndidos.
5. Cuando se abran las puertas
o las ventanas, quiero
que el cielo se desborde como el agua
en una vasija muy llena
y que los astros
anden, al igual que niños traviesos,
arrojando la vajilla al piso
o tirándolo todo por cualquier parte.
6. Me duele la casa que no tengo
como un dedo apretado en una puerta.
7. De esta casa desciende a veces
un río en el que navegan multitudes
de muertos
a causa de increíbles represiones.
Sólo el viento abre las puertas
y allana por última vez
esta casa torturada.
8. ¿Qué lenguaje tendré que hablar,
qué palabras tendré que decir
para construir la casa que sueño
en las cuatro esquinas del horizonte?
¿Dónde, dónde estarán esas palabras,
ese lenguaje amado
que me abrigue del viento, de la lluvia,
del frío de la vida y del frío de la muerte?
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