jueves, junio 16, 2022

“Un hombre va por el mundo con su casa al hombro”, de Sergio Mansilla Torres





1. En esta casa he vivido. Aquí

se exilian los presentimientos.

Sus ventanas tienen luz de memorias

disueltas en agua.

Sus puertas son las que me conducen

al mundo.

En los rincones florecen los muertos

y la cocina no rima con las sirenas.

Aquí nos deslumbra el sol

y nos oculta la noche.

 

2. La vida entre las paredes de esta casa

está llena de pequeñas guerras

que amo y odio al mismo tiempo.

 

3. Cuando duermo, la casa

se deshace por la noche entre los sueños.

 

4. En la cocina, sobre la mesa,

la noche nos ha dejado sus estrellas

como panes blancos de eternidad.

Y el invierno nos ha dejado

sus lluvias como racimos de uvas

en una fuente.

Y en una repisa, furtivamente

mis amigos dejaron unos saludos,

los que durante estos días livianos de otoño

son sencillos y espléndidos.

 

5. Cuando se abran las puertas

o las ventanas, quiero

que el cielo se desborde como el agua

en una vasija muy llena

y que los astros

anden, al igual que niños traviesos,

arrojando la vajilla al piso

o tirándolo todo por cualquier parte.

 

6. Me duele la casa que no tengo

como un dedo apretado en una puerta.

 

7. De esta casa desciende a veces

un río en el que navegan multitudes

de muertos

a causa de increíbles represiones.

Sólo el viento abre las puertas

y allana por última vez

esta casa torturada.

 

8. ¿Qué lenguaje tendré que hablar,

qué palabras tendré que decir

para construir la casa que sueño

en las cuatro esquinas del horizonte?

¿Dónde, dónde estarán esas palabras,

ese lenguaje amado

que me abrigue del viento, de la lluvia,

del frío de la vida y del frío de la muerte?




en Noche de agua, 1986




































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