domingo, abril 03, 2022

“Por el bosque”, de Guillermo Matta





Cuando en la tarde muda y solitaria

por el bosque transito,

me parece que es templo el que visito.

 

En aire, en roca, en suelo,

oigo como una mística plegaria,

y un insaciable anhelo de infinito

punza mi humano anhelo;

himnos que nadie ha escrito,

visiones, ¡ay!, de imaginado cielo.

 

Y marcho y marcho. Y con devota calma

penetro en la espesura,

buscando altares en la sombra oscura.

¡Cuán se exalta la mente,

cuán se conmueve y se deleita el alma!

 

Y la enérgica brisa de la altura,

al golpear en mi frente,

en los pinos murmura,

y suena y canta religiosamente.

 

Aires salubres, místicos cantares,

vuestros gratos sonidos

traen música extraña a mis oídos.

 

Este templo sin muros,

este culto sin Dios y sin altares,

atraen con más fuerza los sentidos;

y en sus antros oscuros,

y en sus ecos perdidos,

Dios, hombre y creación, se ven más puros.




en Nuevas Poesías (Tomo segundo), 1887

























No hay comentarios.: