Una gitana me
dijo un día al verme la suerte:
“No tienes líneas en tus manos, tienes versos”.
Sus ojos ancianos volvieron a mi mano y me dijo:
“Algún día te acordarás de mí”.
No he olvidado esa profecía.
En ese entonces yo era una chiquilla recién llegada del sur.
En 1989 publiqué
mi primer poema “La loika” y como un
pájaro volaron mis versos en diarios, revistas y antologías
nacionales, llegando a los EE.UU.
Rahue es mi lugar
de origen y el río me vio
atravesar llorando la tarde que dejé
mi hogar, como toda mujer mapuche obligada a emigrar.
Ahora he de
volver con un libro bajo el brazo,
sin olvidar cómo llegué, con un cuaderno de hojas
amarillas donde encerraba mis primeros malos versos.
Ahora no son mejores, solo más viejos.
Agradecida de la
naturaleza, desde el vientre de
mi madre que me dio el poder de escribir.
“No tienes líneas en tus manos, tienes versos”.
Sus ojos ancianos volvieron a mi mano y me dijo:
“Algún día te acordarás de mí”.
No he olvidado esa profecía.
En ese entonces yo era una chiquilla recién llegada del sur.
pájaro volaron mis versos en diarios, revistas y antologías
nacionales, llegando a los EE.UU.
atravesar llorando la tarde que dejé
mi hogar, como toda mujer mapuche obligada a emigrar.
sin olvidar cómo llegué, con un cuaderno de hojas
amarillas donde encerraba mis primeros malos versos.
Ahora no son mejores, solo más viejos.
mi madre que me dio el poder de escribir.
en Poesía chilena viva
(Antología), 2016
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