lunes, febrero 14, 2022

Monólogo de Rodolfo Galimberti (1947-2002), ex líder guerrillero argentino





En una catarsis incluida en el libro Galimberti, de Perón a Susana, de Montoneros a la CIA, de Marcelo Larraquy y Roberto Caballero (2000), el ex líder guerrillero desgranó sin filtro su opinión sobre sus ex camaradas Perdía, Vaca Narvaja y Firmenich («el peor de todos»); y también sobre Perón, Massera y otros personajes de los ‘70. Y narró un estremecedor encuentro con un represor en casa de Jorge Born.

Como todo tipo que ha hecho la guerra, yo tengo un poco de insomnio. Una madrugada, hace veinte días, prendo la tele y aparece en el programa «De Renzis 2000» un anormal, un tipo del ERP, que se dice Mattini, y se llama Blumer, una cosa así, y se sienta con Perdía y entonces De Renzis, que parece un dibujito, con el culito parado, les dice «bueno, acá tenemos los dos comandantes guerrilleros…» y los tipos se ponen a hablar. Yo pensé: «¿Cómo? ¿Ese tipo fue jefe mío?». Y el otro Vaca, Vaca Narvaja, que aparece en la gomería… No está bien. O renuncian a la política y se exilian en Turquía o demuestran que en esta sociedad nosotros somos capaces de ser exitosos. Yo soy capaz de generar medios, de dar trabajo a otros, de tener ideas creativas. ¿Por qué repudiar el éxito? No nos dedicamos a hacer la revolución porque éramos incompetentes, que si no hacíamos eso íbamos a ser asesores o gomeros en Villa Lugano. ¿Por qué Perdía siempre vive de la teta del Presupuesto Nacional? ¿Por qué siempre está de asesor de un ministro, de un diputado? ¿Por qué no labura de abogado en serio? Yo me siento humillado por esa actitud. Me gustaría que estuviera al frente de una empresa, pidiendo créditos en un banco, armando quilombo, discutiendo con los obreros un contrato, me gustaría verlo en la función… Para ser consecuente con la lucha de la época, hay que ser exitoso en nuestra sociedad. Firmenich me parece el más condenable de todos. Como diría Goebbels, «él, el peor de todos». Firmenich tiene cincuenta y dos años, ¿qué es lo que tiene que estudiar en España? ¿Por qué se autoexilió? ¡Que vuelva a la Argentina, hermano! Que se banque el juicio de la gente, que tenga que discutir, que lo puteen. Que le digan «contame esto, explicame aquello». Que se la banque.

Nosotros fuimos revolucionarios, perdimos una lucha y en consecuencia tuvimos bajas. No nos llevaron a patadas en el culo a hacer las cosas que hicimos, y pagamos un duro precio por esto… pero también contribuimos a demoler el autoritarismo en la Argentina. Entonces, esta democracia que tenemos es también nuestra construcción. Quizá una construcción involuntaria, porque a nuestra manera éramos autoritarios. Pero contribuimos a demoler el Estado viejo… entonces yo no puedo entender que Firmenich no se sienta bien en este pedazo de democracia que también existe para él. En ese sentido, me parece infinitamente superior la actitud de Perdía y Vaca. Lo que me parece innoble es que no sean capaces de hacer algo más importante que lo que hacen, que nos dejen bien parados como generación… El gomero Vaca Narvaja pasó de la metralleta al crique… Pero yo no lo odio. Fue un gran combatiente individual, con mucho coraje, muy soberbio también. Yo no les tengo el odio que ellos me tienen a mí. Antes sí, tenía un veneno que no podía ser. Veinte años después los mirás distinto. Yo no dudo de la honestidad de aquella época. Había más ignorancia, impericia y soberbia juvenil que mala fe…

… Ahora, no jodamos, los prisioneros de la ESMA dirigían la guerra contra nosotros. Cuando pude recuperar en mi proceso las cosas que habían escrito sobre mí, no lo podía creer. Y claro, eran mis ex compañeros. Yo tengo tres documentos que no me los pidan porque no se los voy a dar. Recuperé las cosas de la SIDE también… y era lo más brillante que vi nunca. Estaba escrita por los tipos nuestros que habían sido capturados. Esa guerra ustedes no la pueden entender. Para mí ya pasó.

No, yo no perdono a los marinos. Con el único tipo con el que hablé fue con Rádice. No me junto con el Tigre Acosta a tomar champagne. Massera fue una expresión del fascismo… en el sentido de tratar de capturar al peronismo con un sesgo populista. Era un analfabeto político. Decía «yo hablo con todo el peronismo», porque lo tenía detenido. Mandaba a secuestrar a los tipos para hablar con ellos. Es una visión letal. Él se encargó de que Isabel estuviera presa con él… era la acumulación política sobre la base de la detención. Una visión brutal de la política. Yo creo que eso es lo que lo condena. Massera dijo que estaba más allá del bien y del mal para justificar los crímenes que estaban cometiendo. Asesinaron a prisioneros rendidos, no tienen perdón. Pero no por la tortura. La tortura es un problema metodológico. ¿Qué hizo la Iglesia católica durante siglos? Para condenar, exigía la confesión, y para conseguirla existía la tortura. No hablen tanto en contra de la tortura. Es un invento de la revolución cubana, que torturó a todo el mundo, por empezar a su pueblo, que lo tiene oprimido. No, la tortura no es lo importante. Lo criminal que hicieron los marinos fue asesinar a prisioneros indefensos, no tienen perdón de Dios. Y eso los va a perseguir hasta el día que se mueran. Fue absolutamente innecesario, producto del terror que ellos tenían. Un miedo exacerbado, no sé a qué. Un miedo espantoso, porque la única razón por la que asesinás a un opositor rendido es porque tenés miedo. Pensás que si está vivo te va a cagar de alguna manera. Ese miedo los va a perseguir hasta el día que se mueran. Eso, y el no haber tenido huevos de firmar lo que hacían. La tortura es una anécdota. Cualquiera es capaz de torturar en una situación extrema. Es una objeción pelotuda. Si ellos peleaban con el Código bajo el brazo, como decía el general Corbetta, perdían la guerra. Lo que no tiene perdón es asesinar a prisioneros inermes. Yo no los perdoné. Terminé la guerra. Ustedes no entienden la reconciliación. Este país tiene que salir adelante. Por los hijos de ustedes. Los países necesitan salvar sus conflictos y pensar en el futuro. No hagamos un quilombo por una guerra de hace treinta años. Ya está. Esa guerra la ganamos, eso es lo que el imbécil de Firmenich no entiende. Podemos hablar nosotros, que pensamos distinto, pudimos votar. Pudo votar la Izquierda Unida, la izquierda pelotuda, la izquierda forra, no importa, todo el mundo puede votar. Galimberti puede ser presidente de mesa. ¿Cuánto vale eso? ¡No tiene precio! No, no lo entienden. No entienden el país en que nos criamos nosotros. Un país horrendo. Si pensabas distinto te mataban, y te mataban, hermano. Antes de la dictadura, te mataban.

Nosotros formábamos parte de un movimiento mayoritario proscripto. Yo les digo «podemos votar, es una conquista…» y ustedes me miran y me dicen «es un loco…». No entienden los contenidos democráticos del peronismo, los contenidos revolucionarios, la transformación de la sociedad. Perón: un tipo que se casa con una mina que era una puta, un general de Ejército. Lo traicionó la Iglesia y lo traicionó el Ejército. Y no lo perdonó la oligarquía. ¡Qué reforma agraria! Para qué querés reforma agraria… había que hacer el Iapi, sacar la guita que ganaba la oligarquía y reinvertirla en la industria. Nuestro peronismo era un peronismo científico, no era un populismo pelotudo. Y ustedes ven lo que es la sociedad hoy. Vos pensá en una sociedad inmóvil, en la década del cuarenta, mirá lo que Perón hizo. Por las mujeres, por los humildes, nadie entiende ese contenido popular. Cuando Grondona justifica el golpe de 1955 porque había un solo noticiero… es una infamia. Les soy sincero, pero esa idea de la Triple A que ustedes tienen… Había muchas bandas armadas. Nosotros también éramos una banda armada. Esa es la visión de los guerrilleros como Bonasso, un guerrillero virtual, lo único que ha derramado en su vida es tinta. Él no entró al peronismo. Entró a los Montoneros, que querían tomar el tranvía que era el peronismo porque las masas están en el peronismo. Yo entré al peronismo porque soy peronista. No lo digo para salvarme de nada. Al contrario, agrava mi responsabilidad política. Porque diciendo lo que digo… ¿¡cómo puede ser que no me haya ido antes de una banda de idiotas!?

Aparte asumo todas las culpas del peronismo. ¿Por qué Brito Lima se sienta conmigo y no con los otros tipos de la guerrilla? Yo no era un cristianuchi pasado al peronismo. ¿Qué hay en común para que vayamos a comer una vez al mes, para que Brito diga, en un homenaje a Abal Medina, «perdón mi General por no haber podido conservar la unidad. Nos hemos matado entre nosotros»? Ese asco que dice que siente Verbitsky, que dice que dejó de ser peronista retrospectivamente el 20 de junio, en Ezeiza, es una visión de ellos. En el peronismo siempre hubo bandas armadas. Yo no tengo esa indignación que ustedes tienen con los grupos de la derecha peronista. Tuve la misma discusión con la tilinga… la esposa de uno de los Born en mi casa. Había dos militares, un mayor del Ejército héroe de Malvinas y otro milico de los carapintadas. Patricia Bencich, la hermana de la esposa de Jorgito Born, decía «yo no puedo entender cómo ustedes pueden estar juntos… los subversivos, los militares…». Y el mayor que está en actividad le dice: «vos no entendés una mierda, nosotros nos matamos porque teníamos una idea de la Patria. ¿Vos qué idea tenés? ¿Qué hizo tu familia, aparte de ganar guita y vender departamentos? ¿Quién sos vos para venir a decirnos algo a nosotros… que nos matamos para mejorar este país? Seremos unos boludos, unos terroristas, unos represores, ¿pero quién te dio autoridad moral a vos para hablarnos en ese tono?». Y el carapintada, el teniente Flores, me dice: «no hablés con esta mina». Fue un quilombo. Una cosa feroz. Pero es una lectura ideológica esa. Yo estuve en las bandas armadas del peronismo. ¿Y la Triple A? Esa es una versión de Bonasso que dice «me di cuenta de que la Triple A la había inventado Perón…». Lo dice porque Perón no se puede defender. Llevalo a un barrio, que lo diga, a ver cómo le va. Yo estuve la vez pasada en Pinamar. Fui a poner el culo en el agua, como gordo que soy, y veo en el hotel más elegante de Pinamar, un cartel, «conferencia Miguel Bonasso». Toda gente bien en la conferencia. Decile que diga las mismas cosas que dice de Perón en un barrio del Gran Buenos Aires. Yo lo acompaño a ver cómo le va. Perón no necesita que yo lo defienda, pero me molesta que él lo ataque. Si Bonasso existe en la historia argentina es porque estuvo un poquito de tiempo en el peronismo… ¿Qué era Bonasso en 1972? Y ahora cuenta sus historias de la resistencia… y es lamentable. A mí no me importa que me ataque. Me importa que denigre a Perón.

Otro mito. Yo he escuchado que era amante de Born… palabra de honor: no era homosexual Born ni yo era un tipo satánico ni tan talentoso. El acuerdo con Born fue a posteriori… terminado el quilombo, relanzar el capitalismo, terminar con el desorden radical de aquel momento, una cosa muy fría… y después la simpatía natural entre tipos que vivieron esa experiencia. Nos pusimos de acuerdo sobre algo concreto: Pichimosky se llevó los dieciocho palos, recuperemos esos dieciocho palos y te doy unos mangos. Estoy orgulloso de haberlo hecho. Y si pudiera recuperar la guita de los cubanos también. Porque, terminada la guerra irregular hay que devolver los pertrechos y los prisioneros. El único caso innoble… lástima que ustedes tienen la maldición de ser periodistas y se cagan en la historia argentina… hay una cosa muy impresionante, en una batalla entre el «Chacho» y no sé quién, no sé qué capitanes de Sarmiento, me parece que fue Sander, no me acuerdo, y el «Chacho» le dice «acá están mis prisioneros. Devuélvame los míos». «No puedo, yo los fusilé», y se puso a llorar. Esa es la historia argentina. No jodamos. Cuando vos terminás una guerra irregular y cometiste ilícitos como los que cometimos nosotros, devolvés los prisioneros, devolvés la guita y se terminó. No vivís de la guita que hiciste. La guita esa es de Born, salvo que ustedes piensen que hay que seguir la revolución. En ese caso volveríamos a hacer cualquier cosa. Esto es tan fácil de explicar, pero no hay nadie que esté dispuesto a hacerlo. Aparte, lo de los Born no fue un hecho militar glorioso: fue un secuestro. Emboscar una columna militar, les pusieron una mina vietnamita, les tiraron con morteros, hubo un combate, eso me gustaría contar. La guerra es lo más fuerte que existe. Lo que construye los lazos más serios entre los seres humanos. No es sólo la miseria, el sufrimiento físico, la impiedad, la crueldad, la guerra también es la solidaridad, el afecto, el amor a los que están con vos… la guerra es el acto de amor más grande que existe. ¿Qué tipo acepta sacrificar su vida, la de su familia, la de sus seres queridos, por una idea? El respeto por el adversario, que se enfrente con dignidad, que muera con dignidad. Es una cosa difícil de explicar, son valores del siglo pasado, del 1900. Hoy esto no es moderno. Es una anacronía. Hoy queda bien defender a las ballenas, a los pingüinos empetrolados y otras monerías por el estilo. Como dijo un político brasileño cuando Sting estaba preocupado por la extinción del bosque, el tipo dijo «lo que corre peligro de extinción en Brasil es el hombre…». La guerra no es un combate policial. Es el contacto con la masacre propia, con los tipos tuyos que se mueren todos los días de una manera espantosa y con los muertos del enemigo. Tenés que convivir con los cachivaches y limpiar el campo, la unidad que tomaste, los cadáveres. Entonces tenés el contacto con la muerte por mutilación, y la muerte como un hecho físico, el olor a podrido, el tipo despedazado, una cosa que te cambia la relación con el ser humano. Quiero hablar de lo que pasa con el tipo que vos tenés enfrente. Hay un relato de los ingleses, no me acuerdo cuál, de los paracaidistas. El tipo toma la trinchera y un soldado argentino le dice «yo voy a ir a Inglaterra, a mí me gustan los Who», y el inglés, antes de seguir su camino, lo pasa por encima. Esa escena, ¿cómo la decodificás? El argentino no podía analizar que el otro venía a matarlo. No lo asumía dentro de su cabeza. Cuando vos vas a defender una posición en un ataque no podés decir «levanté las manos». No tenés tiempo. Estás bajo fuego. Aparte estás tirando vos, tus compañeros, los otros tipos, es un infierno. Sos vos o el otro. Eso que parece una cosa tan simple… no es tan evidente ni tan clara. No la podés resumir tan fácilmente. No es una pelea. Una pelea es un crescendo de violencia, «hijo de puta», hay algo personal, «la concha de tu madre», y la violencia va surgiendo como resultado final. Hay un crescendo psicológico. En el otro caso, es un hecho feo. Ni te hablás con el tipo. Habla otro idioma. Después, lo que yo digo es la destrucción física, es decir, la cabeza reventada, empezás a ver tipos como si fueran corte de vacuno, ¿viste un tipo cuando lo abrís? Es igual a una vaca. La grasa, el olor de la carne, de la sangre, de la mierda, de los intestinos, el olor a podrido, los cadáveres quemados… según el tipo de arma los cadáveres se queman. Los explosivos se queman. Cuando hay que juntar los cadáveres para limpiar la zona, vos tirás de las patas de los tipos y se te desarman, tenés que apilarlos y prenderles fuego, por un tema sanitario. En Beirut quedaban bajo los escombros y dejaban un olor insoportable. Nosotros no teníamos topadoras para mover los escombros. Los pocos perros que había se morfaban los cadáveres, es algo muy difícil… por eso yo les hablo de Juana de Arco… y ustedes no me dan bola. Debe ser que duermen bien.



en Galimberti, de Perón a Susana, de Montoneros a la CIA
de Marcelo Larraquy y Roberto Caballero, 2000









A 20 años ya de su muerte

 


















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