El ámbito del espíritu, último
refugio de la especie humana,
no puede escapar a los
ataques de la guerra psicológica.
Qiao Liang & Wang Xiangsui
Organizar
el caos
Edward Bernays
(Primer capítulo de Propaganda, 1928)
Los
medios de comunicación modernos —el poder que brindan la imprenta, el teléfono
y la comunicación sin hilos, entre otros, de transmitir influyentes ideas
estratégicas o técnicas a un gran número de centros que colaboran entre sí, y
posibilitar prontas respuestas y diálogos efectivos— han inaugurado un nuevo
mundo de procesos políticos. Ideas y frases pueden ahora dotarse de una
efectividad mayor que la de cualquier gran personalidad y más poderosa que
cualquier interés sectorial. Es posible transmitir el designio que nos une y
protegerlo contra tergiversaciones o traiciones. Es posible elaborarlo y
desarrollarlo con paso firme y extensamente sin que se den malentendidos
personales, locales o sectoriales.
Las afirmaciones
de H. G. Wells sobre los procesos políticos son igualmente válidas para los
procesos comerciales y sociales, así como para cualquier manifestación de la
actividad de masas. Los agrupamientos y las afiliaciones que se dan en la
sociedad hoy en día ya no están sujetos a las limitaciones «locales y
sectoriales». Cuando se aprobó la Constitución, la unidad organizativa básica
era la comunidad del pueblo, la cual producía la mayor parte de sus propios artículos
de necesidad y generaba las ideas y las opiniones comunes al grupo mediante el
contacto personal y la discusión directa entre sus habitantes. Hoy en día, sin
embargo, precisamente porque se pueden transmitir ideas instantáneamente a
cualquier distancia y a cualquier número de personas, esta integración geográfica
está siendo complementada por muchas otras formas de agrupamiento, de suerte
que aquellos individuos que comparten las mismas ideas e intereses pueden ser
asociados y disciplinados en aras de una acción común, aunque vivan a miles de
kilómetros de distancia.
Resulta muy difícil
atisbar cuán numerosas y profundas son las fracturas de nuestra sociedad.
Pueden ser sociales, políticas, económicas, raciales, religiosas o éticas, con
centenares de subdivisiones para cada una de ellas. En el Almanaque Mundial,
por poner un ejemplo, se enumeran los siguientes grupos para la letra A: La
Liga para la Abolición de la Pena capital; la Asociación para la Abolición de
la Guerra; el Instituto Americano de Contables; la Asociación para la Igualdad
de los Actores; la Asociación Americana de Actuarios; la Asociación
Internacional de Anunciantes; la Asociación Nacional Aeronáutica; el Instituto
de Historia y Arte de Albany; el Amen Córner; la Academia Americana de Roma; la
Sociedad de Anticuarios Americanos; la Liga por la Ciudadanía Americana; la Federación
Americana del Trabajo; Amorc (una orden rosacruz); el club Andiron; la Asociación
Histórica Americano-irlandesa; la Liga Antitabaco; la Liga Antiprofanación; la
Asociación Arqueológica de América; la Asociación Nacional de Tiro con Arco; la
Sociedad de Canto Arión; la Asociación Americana de Astronomía; la Asociación
de Ganaderos Ayrshire; el Club Azteca de 1847. Esta lista no es más que un botón
de muestra de la muy extensa sección correspondiente a la letra A.
El anuario y
directorio de periódicos estadounidenses de 1928 enumera 22.128 publicaciones
periódicas en Estados Unidos. He elegido al azar las cabeceras de la letra N
publicadas en la ciudad de Chicago. Son las siguientes: Narod (diario
bohemio); Narod-Polski (mensual polaco); NARD (farmacéutico); el Noticiero
Nacional de Corporaciones; el Progreso Culinario Nacional (destinado
a chefs de hotel); el Diario Canino Nacional; el Farmacéutico
Nacional; el Ingeniero Nacional; el Tendero Nacional; la Gaceta
Hotelera Nacional; la Revista Nacional del Impuesto sobre la Renta;
el Joyero Nacional; el Diario Nacional del Quiropráctico; el Ganadero
Nacional; el Harinero Nacional; el Noticiero Nacional de los
Frutos Secos; el Boletín Nacional del Pollo, la Mantequilla y el Huevo;
el Proveedor Nacional (para la industria cárnica); el Diario Nacional
del Mercado Inmobiliario; el Pañero Minorista Nacional; el Distribuidor
Minorista de Madera Nacional; el Noticiero Nacional de la Seguridad;
el Espiritualista Nacional; el Asegurador Nacional: la Salud de la
Nación; Naujienos (diario lituano); la Gaceta del Recién Llegado
(semanario republicano para italianos); el Daily News; Nuevo Mundo (semanario
católico); el Banquero Norteamericano; el Veterinario Norteamericano.
La tirada de
algunas de estas publicaciones es asombrosa. El Ganadero Nacional tiene
una tirada confirmada de 155.978 ejemplares; el Ingeniero Nacional de
20.328; se venden unos 67.000 ejemplares semanales de Nuevo Mundo. La
mayor parte de los periódicos enumerados —escogidos al azar entre 22.128—
tienen tiradas superiores a los diez mil ejemplares.
Basta un vistazo
para constatar la diversidad de estas publicaciones. Sin embargo, apenas si
atestiguan la multitud de fracturas que existen en nuestra sociedad, fracturas
por las que circula la información y la opinión que traslada la autoridad a los
grupos particulares. [...] Si se pudieran enumerar sin falta todos estos miles
de organizaciones e instituciones formales (y nunca se ha realizado hasta la
fecha una lista exhaustiva), no representarían sino una pequeña parte de
aquellas que, pese a no tener una existencia tan formalizada, sí gozan de una
vida igualmente vigorosa. En el club de bridge de barrio se filtran las ideas y
las opiniones se reducen a estereotipos. Los líderes ejercen su autoridad a
través de campañas organizadas por la comunidad y espectáculos teatrales de
aficionados. Podrían contarse por miles las mujeres que pertenecen inconscientemente
a una hermandad femenina que sigue las modas establecidas por un solo líder
social.
La revista Life
expresa satíricamente esta idea en la respuesta que un norteamericano daría a
un ciudadano británico que se deshiciera en elogios a Estados Unidos por su
sociedad sin clases o castas. Sí, desde luego, en realidad solo tenemos a los
Cuatrocientos, los oficinistas, los contrabandistas, los barones de Wall
Street, los criminales, las hijas de la revolución americana (DAR), el Ku Klux
Klan, las damas coloniales, los masones, los kiwanis y los rotarios, los
caballeros de Colón, los Elks, los censores, los Cognoscenti, los discípulos
mormones de Moroni, los héroes como Lindy, el sindicato de mujeres cristianas
por la abstinencia, los políticos, los seguidores de Mencken, los advenedizos,
los inmigrantes, los locutores de radio y... los ricos y los pobres.
Sin embargo, no
hay que olvidar que estos centenares de grupos se entrelazan. John Jones, amén
de ser un rotario, es miembro de una Iglesia, una hermandad, un partido político,
una asociación profesional, una cámara de comercio local, la liga a favor o en
contra de la prohibición de una sociedad a favor o en contra de la rebaja de
los aranceles, y de un club de golf. Tratará de diseminar las opiniones que recibe
como rotario en aquellos grupos sobre los que pueda tener cierta influencia.
Esta estructura
invisible e intrincada de agrupamientos y asociaciones constituye el mecanismo
por el cual la democracia ha logrado organizar su mente de grupo y simplificar
el pensamiento de las masas. Deplorar la existencia de semejante mecanismo
supone reclamar una sociedad como jamás se haya visto ni se verá. Admitir que
el mecanismo existe en efecto, pero esperar que no se emplee, resulta poco
razonable.
Emil Ludwig cuenta
que Napoleón «siempre avizoraba los indicios de la opinión pública; siempre
escuchaba la voz del pueblo, voz que desafía cualquier cálculo. “Mire usted”,
solía decir en aquellos tiempos, “¿sabe lo que más me sorprende de todo? La
impotencia de la fuerza cuando se trata de organizar cualquier cosa”». Es el
objetivo de este libro describir la estructura del mecanismo que controla la
mente pública y explicar cómo lo manipula el sofista que trata de recabar la
aceptación del público para una determinada idea o artículo de consumo.
Asimismo, trataremos de hallar el lugar debido para esta nueva propaganda en el
seno del esquema democrático moderno y describir la evolución de su código ético
y de sus prácticas.
[En esta entrada se ha adjuntado, para una mejor comprensión, el primer capítulo
de Propaganda, obra de Edward Bernays. Nota del editor]
* Pedro Baños León (1960). Exmilitar y escritor español. Fue coronel de Ejército
en Tierra (Infantería) y especialista en geoestrategia, defensa, seguridad,
terrorismo yihadista e inteligencia. Desde el año 2012 está en situación
militar de reserva. Ha publicado los libros: Así se domina el mundo.
Desvelando las claves del poder mundial (2017), El dominio mundial:
Elementos del poder y claves geopolíticas (2018) y El dominio mental: La
geopolítica de la mente (2020).
*
Edward Louys Bernays (1891-1995). Periodista, publicista y creador de la Teoría
de la Propaganda y relaciones públicas. Sobrino de Sigmund Freud, utilizó
ideas relacionadas con el inconsciente en el ámbito publicitario masivo. Su obra
más célebre, Propaganda, fue publicada en 1928.
en Así se domina el mundo. Desvelando las claves del poder mundial,
2017
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