Estos versos que
escribo ya no me pertenecen.
Las hojas en la tierra no las conoce el árbol.
No me importa la huella que dejo en la hojarasca,
vuelto hacia mis dominios yo soy de mi palacio.
Los versos que no
escribo son mis bellas mujeres.
En mi harem delicioso tengo mis favoritas.
Qué me importa que afuera las bocas descontentas
digan que soy un pozo de sombra y silencio.
Amiga, cuando yo
caiga en tierra de sembradura,
cuánto trigo de oro ganará mi molino.
Que las manos del hombre nunca hicieron las uvas:
la tierra qué poemas no hará con mis cenizas.
La letra es como
el cuervo que se come a la luna.
Las espigas del cielo ¿cómo se segarían?
Hermosos son los bosques que pueblan mi memoria,
no he de cortar un gancho que nació con mi vida.
Las hojas en la tierra no las conoce el árbol.
No me importa la huella que dejo en la hojarasca,
vuelto hacia mis dominios yo soy de mi palacio.
En mi harem delicioso tengo mis favoritas.
Qué me importa que afuera las bocas descontentas
digan que soy un pozo de sombra y silencio.
cuánto trigo de oro ganará mi molino.
Que las manos del hombre nunca hicieron las uvas:
la tierra qué poemas no hará con mis cenizas.
Las espigas del cielo ¿cómo se segarían?
Hermosos son los bosques que pueblan mi memoria,
no he de cortar un gancho que nació con mi vida.
en El viejo lenguaje de las hojas
(Antología), 2019
Dscntxt Editores
Originalmente en Tratado
del Bosque, 1932
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