domingo, enero 23, 2022

«El regreso del poeta», de Margaret Wood

Traducción de María Pilar Somacarrera Íñigo





El poeta ha vuelto a ser poeta
tras décadas en el papel de virtuoso.

¿No puedes ser las dos cosas?
No. En público, no.

Antes, sí se podía,
cuando Dios era aún venganza atronadora

y disfrutaba del olor de la sangre,
sin llegar a otorgar su perdón resbaladizo.

Esparcías entonces incienso y alabanzas,
luciendo en la garganta tu collar de serpiente,

y cantabas himnos a los hundidos cráneos de tus rivales,
himnos que terminaban en un pío estribillo.

Sin sonreír de modo deferente, sin preparar galletas,
sin tener que decir Soy, en realidad, una persona amable.

Me alegro de que vuelvas, querido mío.
Ha llegado la hora de reanudar nuestra vigilia,

hora de abrir la puerta de tu sótano,
hora de recordarnos a nosotros mismos

que el dios de los poetas tienes dos manos:
la una es diestra y, la otra, la siniestra.



en La puerta, 2009













The Poet has Come Back

The poet has come back to being a poet / after decades of being virtuous instead. // Can’t you be both? / No. Not in public. // You could, once, / back when God was still thundering vengeance // and liked the scent of blood, / and hadn’t got around to slippery forgiveness. // Then you could scatter incense and praise, / and wear your snake necklace, // and hymn the crushed skulls of your enemies / to a pious chorus. // No deferential smiling, no baking of cookies, / no I’m a nice person really. // Welcome back, my dear. / Time to resume our vigil, // time to unlock the cellar door, / time to remind ourselves // that the god of poets has two hands: / the dextrous, the sinister.











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