martes, octubre 19, 2021

“Agua, pan i vino”, de Joaquín Cifuentes Sepúlveda





Vámonos para siempre, sin llevar más escudo
que las aspiraciones a un futuro vivir;
elevemos los ojos hacia un deseo rudo
i porfiemos, porfiemos hasta llegar al fin.
 
Abandonemos esta empolvillada ruta
de superficie quieta como la de un remanso
i marchemos a lo alto de una pendiente abrupta
i en todos los recodos hagamos un descanso.
 
Llevemos las alforjas con agua, pan i vino
para nuestros cansancios en las largas jornadas
i subamos, subamos sin mirar el camino
i dejemos atrás estas piedras gastadas.
 
I cuando ya cansados del andar trabajoso
nuestros pies fatigados no nos quieran seguir
en un recodo plano, bajo un árbol añoso,
démonos un abrazo i dejémonos dormir.



en Esta es mi sangre, 1918














 

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