martes, julio 06, 2021

«El estallido social fue volver a tener a mis hijos presentes». Entrevista a Luisa Toledo, de Juan Pablo Pérez



(1939-2021)


A 35 años del asesinato de sus hijos, con más de 80 años y a pesar del cáncer que la aqueja, Luisa Toledo sigue con atención el despertar de Chile. Después de tantos años siente renacer la esperanza con las manifestaciones de «los chiquillos», como llama cariñosamente a los jóvenes que se manifiestan a lo largo del país. Y muestra su preocupación por la Primera Línea, a quienes dice admirar enormemente por su valentía «fuera de serie».

Este año Luisa Toledo no pudo asistir a la marcha por el Día Internacional de la Mujer por los estragos que le ha provocado un cáncer que la aqueja desde hace algunos años. Tampoco está viviendo en su casa de Villa Francia, sino con una familiar que la cuida. Sin embargo, esa enfermedad no ha sido obstáculo para que en dos ocasiones haya ido a la Plaza de la Dignidad a observar a esos «chiquillos» de la Primera Línea, a los que inevitablemente compara con sus hijos Rafael y Eduardo, asesinados cruelmente el 29 de marzo de 1985 por una patrulla de Carabineros.


¿Qué le ha parecido esta revuelta, esta ebullición del movimiento de masas que hemos visto en este despertar de Chile?
Para mí todo este tiempo había sido muy doloroso porque veníamos de tumbo en tumbo, no nos resultaba nada. Lo único que resultaba era la memoria que es una de las cosas que en el sector por lo menos se mantiene muy viva y se recuerda a todos los caídos. Eso estaba muy presente, pero todas las otras cosas iban para abajo, las mismas movilizaciones de los chiquillos del 2006 y del 2011. Entonces, cuando pasó esto yo pensé «esto es una cuestión más, nomás», estaba muy reacia a entusiasmarme con nada. Me pilló absolutamente de sorpresa y para mí significa muchísimo porque en algún momento incluso me planteé si había valido la pena tanto sacrificio, tanta muerte, tanto desaparecido, tanta gente que sufrió en el tiempo de la dictadura.

Era un cuestionamiento que me estaba haciendo y de repente viene el estallido social de forma tan fuerte como un grito que se escucha en todas partes. Fue maravilloso, como un resucitar, un volver a creer, un volver a tener a mis hijos presentes. Volver a sentir que todos los sacrificios que uno haga por cambiar esta sociedad son válidos.

¿Qué le parece a usted estos jóvenes de la Primera Línea que le recomendaría a ellos para enfrentar esta brutal represión policial?
Ellos son de una valentía fuera de serie, porque pelear como pelean, en forma tan directa, desarmados… y están ahí frente a desalmados que son unos cobardes y miserables que están al frente de ellos con toda clase de armas que los protegen.

Los encuentro tremendamente valientes, pero lo que les diría es que hay que cuidarse más, tendrían que tener grupos que vayan como reemplazando a los que están ahí, porque nos han contado que están todo el día metidos.

No podemos seguir esta guerra tan desigual entre balas de los pacos y piedras de los chiquillos. No puede seguir por ahí porque nos van a seguir matando, nos van a seguir tomando chiquillos presos. Esto tiene que mejorarse de alguna manera, con algún tipo de arma que pueda hacerles su mínimo daño, porque si no, no le veo salida, aunque sean miles los que están ahí. Creo cada vez más en esa canción que dice que las balas tienen que devolverse porque si no, estamos perdidos, no vamos a durar mucho, porque nos van a matar a muchos niños, a muchos jóvenes, ¿Y cuántos presos? Ya más de 3.000… ¿y cuántos muertos?

Los pacos han hecho cosas terribles en este tiempo, casi más terribles que en dictadura. Que aparezca muerta gente, quemada, sacando cosas en saqueos y después los jueces digan nada. Que hayan tirado gente muerta, tal vez ya la habían matado antes y la tiraron para adentro, eso ya es lo más cruel que he visto.

¿Qué semejanza encuentra entre lo que era la represión de los años 80 con la actual?
Hay harta semejanza, porque los que están dirigiendo este país son todos hijos de Pinochet, los que le juraban amor eterno allá en Chacarillas. Casi todos los ministros estaban allá, lo único que saben hacer es reprimir, matar. No ven ni una otra forma de arreglar las cosas, no tienen capacidad de diálogo. Solamente represión y muerte.

En algunas cosas encuentro que son más canallas ahora, porque antes por lo menos se ocultaban en las casas de tortura, ahora lo hacen en los vehículos. Ahí torturan a los niños, torturan a las niñas, han violado gente. Han hecho cosas que en tiempos de dictadura no se veían así tan fácilmente, había que buscar, había que denunciar, gritar para poder saber qué estaba pasando. Pero aquí ahora no les importa nada, como además están vendiendo todo el país, no les importa nada lo que se diga de ellos, nada.

Por último ¿qué expectativas tiene usted respecto de lo que va a ser en unos próximos días la conmemoración nuevamente del día del Joven Combatiente con esta nueva situación que se vive hoy en Chile?
Tengo cero expectativas de que no tengamos represión porque en realidad yo creo que el 29 les molesta muchísimo. Hace mucho tiempo que estamos dando esta pelea por justicia y conseguimos que tres estuvieran presos, pero por tres años nada más, por matar a dos personas en forma cruel, porque lo mataron con una UZI a mi hijo, por la espalda y al Rafa teniéndolo parapléjico a manos de ellos, lo mataron con un balazo en la nuca. Ese fue el enfrentamiento que hicieron. Sólo tengo expectativas en la valentía de los chiquillos, de los cabros que nos acompañan que seguramente van a pelear con los pacos, van a estar ahí, peleando como todos los años de forma tan desigual.

Nosotros solos no tenemos ninguna posibilidad de pelear, estamos viejos, cansados, llenos de problemas. Estoy con un cáncer al estómago, no tengo ninguna posibilidad de pelear, pero por lo menos gritarles algo. Eso es lo que yo espero: poder gritarles algo en su cara a los cobardes que son.

El 8 de marzo, ¿a quiénes les habría rendido un homenaje?
Hay mujeres a las que admiro muchísimo, porque se comprometieron en el tiempo de la dictadura teniendo hijos y algunas embarazadas. Yo no fui capaz de hacer eso cuando estaba la Unidad Popular, porque estaba con mis hijos chicos y me dediqué a criarlos. Entonces, para mí, una Lumi Videla, que tenía un hijo chico y fue asesinada brutalmente en forma tan cruel; Martita Ugarte, que fue objeto de tanta crueldad; Aracely Romo, que tenía una hijita y la dejó con su madre para ir a pelear y para decirnos: «Mira, por ahí no va la cosa, por la cuestión del plebiscito», y que murió junto con mi hijo Pablo; Paulina Aguirre, que la mataron en el Arrayán, que se vino sola del extranjero a pelear aquí, dejó su familia, era una niña entonces. Todas ellas para mí van a ser siempre mujeres que yo voy a admirar hasta la muerte, porque fueron tremendamente valientes.

También a las mujeres de los detenidos desaparecidos, que fueron las primeras que salieron a la calle en la dictadura, cuando nadie creía en ellas ni en los detenidos desaparecidos. Y un homenaje especialísimo a las chiquillas de ahora que han sido tan cruelmente tratadas y torturadas, que han sido violentadas por esta policía tan cruel.

Todas las mujeres en general, pero especialmente esas mujeres que te he nombrado son para mí un destello de luz en mi vida. Son gente que me ha hecho creer que esto vale la pena, que vale la pena seguir peleando.



en El Irreverente, marzo 2020




















No hay comentarios.: